No vivimos eternamente y creo, sinceramente, que tampoco nos gustaría vivir para siempre. Todo tiene un principio y un final, todo tiene que seguir su curso natural, su proceso, su vida.
Estamos tan ocupados viviendo que nos olvidamos de VIVIR (de verdad). Estamos tan atareados en quehaceres, nervios, miedos, preocupaciones, estrés, vaivenes, rencores, ocupaciones… que se nos olvida lo más importante: VIVIR DE VERDAD.
¿Significa VIVIR de verdad dejar todo atrás? ¿Marcharnos, romper con todo y con todos? ¿Huir? Habrá personas para las que sí signifique esto, pero VIVIR es mucho más sencillo que una huida, se trata de, entre otras cosas, estas veinticuatro:
- Buscar tu esencia, sin tregua. Ser realmente tú, quien siempre quisiste ser. Y dar ese ejemplo de sinceridad con uno mismo a tus hijos e hijas.
– Vivir sin importarte el qué dirán, lo que piensen o lo que digan, y ser siempre fiel a tu verdad. Enseña fidelidad sobre sí mismos a tus hijos e hijas.
– Aprender a mirar a tus hijos e hijas cada día como si fueran una bella obra de arte. Una obra de arte transmite, emociona, enseña, impacta… Nuestros hijos e hijas son obras de arte, pero no hechas por ti, tú solo les has guiado hasta ahí y se van creando y creciendo según sus intereses e ideales, siendo fieles (si se les deja) a sus verdaderos intereses y oportunidades, siendo obras de arte libres, emocionantes e inspiradoras. Obras de arte que si las respetamos, cambiarán el mundo egoísta e irrespetuoso en el que vivimos.
– Huir de las personas o situaciones que te hacen daño, poner límites, escapar de la toxicidad. No nacimos para aguantar que nos maltraten, TODOS SIN EXCEPCIÓN nacimos para ser respetados y cuando no lo somos, aprendemos precisamente a eso: a no respetar, a odiar, a vejar, a maltratar, a insultar, a reírnos del prójimo, a faltar, a tener rencor, ansiedad, miedos, fobias, envidias…
– Respetar a todas las personas y seres y ofrecer ese mismo ejemplo a tus hijos e hijas, de respeto y de comprensión por los demás. Sin racismo, sin sexismo, sin insultos ni prejuicios, con corazón y entrega.
– Abrir tus horizontes, no te quedes anclado/a en lo que crees que sabes y expándete. Lee, aprende, interésate.
– Amar y amarse. No tienes por qué amar de forma romántica, con que aprendas amarte a ti mismo/a ya es el mejor de los amores. Enseña así autoestima a tus hijos e hijas.
– Elegir cada día cómo sentirte, tienes dos caminos, o vivir amargada/o o vivir intentando equilibrarte emocionalmente. Elige el segundo, puedes hacerlo. Y darás lección de vida a los que más amas.
– Agradecer cada día por lo que tienes, por lo que eres y por la gente que te rodea, hasta en los momentos más difíciles.
– Alejarte de la culpa, no dejes que te machaque, supera estas crisis que te hacen sentirte tan mal y con las que no eres capaz de levantarte, aprende de cada error, aprovecha para sentirte vivo/a y emocional, amando a esa parte cerebral emocional de ti.
– Huye del victimismo, ir teniendo pena de uno mismo e intentar transmitir esa pena a los demás, solo nos hace seguir estando en el mismo bucle, sin ayudarnos a salir. Hay que avanzar, superar, sobreponerse.
– Permitirte días de descanso, de no hacer nada, de disfrutar del aburrimiento.
– Confiar en ti.
– Tomar decisiones, aunque no sean acertadas.
– Cuidar tu cuerpo y tu salud.
– Pasar momentos en soledad.
– Sonreír y llevar los pensamientos hacia cuestiones positivas.
– Disfrutar hasta de lo más natural.
– Aprender de cada enfado, bajón, crisis, rabia…
– Dormir bien, sin preocupaciones que invadan tu mente y si las hay, lograr soltarlas durante el sueño.
– Dejar la competición a un lado, centrarte en ti y en tus metas. Olvídate de las comparaciones absurdas, de crear tu vida en función de la vida del resto.
– Liberarte de lo que ya no te sirve.
– Valorar y seguir todos tus dones, aquello que te motiva, que te hace sentirte bien, que te ayuda a ser tú.
– Ser solidario/a, la vida es un dar y un recibir, todo sigue un ciclo, respétalo.
Teniendo estas premisas de vida, no solo VIVIRÁS DE VERDAD, sino que enseñarás a tus hijos e hijas a hacer lo mismo.
No te olvides de ser feliz, algo que parece tan abstracto, a veces ni tan siquiera sabemos definirlo, pero que sin embargo los humanos perseguimos incansablemente… La felicidad es, precisamente, el ser fieles entre lo que decimos, hacemos, pensamos y sentimos.
Un abrazo
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Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora, y Asesora – Formadora de familias y profesionales
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