Llevo unos días de vacaciones con mi familia ( mi pareja y mi hijo).
Hemos ido a diferentes sitios de España y en todos, he sacado la misma conclusión: a los hijos, no basta con quererlos y tatuarse sus nombres.
He visto a familias paseando, charlando, en la playa, descansando…Pero casi todas con el mismo rol hacia los hijos: “yo mando – tú obedeces” ( mis necesidades de adulto, prevalecen a las tuyas de niño).
¿ En realidad pensamos que la vida funciona así?.
¿ Eso queremos para ellos: sumisión y obediencia, o nos gustaría más que tuviesen capacidad y decisión?
Te pongo 7 ejemplos para que veas a qué me refiero de manera más concreta:
- Una madre lleva la cena a sus dos hijas ( de unos 6 y 9 años) en el buffet libre del hotel. Ellas ponen cara de ” buf, qué horror, no queremos comer esto”; la madre al verlas, les dice: “ a comer y a callar, sino, no hay helado”. Ellas al momento, empiezan a comer tragando con mala gana. ¿ Es necesario tratar a los hijos como al peor de los enemigos?, ¿ por qué esta madre no es una madre que dialogue, que empatice, que escuche, que las deje tomar sus propias decisiones respecto a lo que van a comer, (dentro de las posibilidades de salud que quiera para con ellas) ?, ¿por qué deben limitarse a “comer y a callar”?. ¿ Cómo deben sentirse esas niñas?, ¿ abatidas, tristes, sumisas, aburridas, solas, inquietas, desmotivadas?. Hay que acompañar a los hijos con sentido común, no con “mano dura” y exigencias.
- Por el paseo marítimo, un niño de unos 4 años quiere que le cojan en brazos, dice que está muy cansado. Esto le responden: ” ya eres mayor, andando que todos estamos muy cansados”. ¿ Es mayor?, ¿ en serio?, ¿ el cansancio de un adulto es el mismo que el de un niño?, ¿ las piernas son las mismas?, ¿ no es cierto que los niños deben ser atendidos por sus padres cuando lo necesiten?, ¿ hay que comparar constantemente las sensaciones de adultos con las de los niños?. Debe quedarte claro que a los hijos hay que aportarles apoyo cuando lo necesiten, y que si ese niño estaba cansado, es que lo estaba. Y lo mínimo que se podía hacer por él ( si es que no podía acostarse en ese momento), era darle una ayuda y llevarle en brazos.
- Pasando por una calle repleta de heladerías, vemos a una familia con dos hijas. La mayor, de unos 7 años, comentó su deseo de querer un helado. El padre le dijo así: ” tú hoy te quedas sin helado por haber pegado a tu hermana en la playa”. Por tanto, ella se quedó sin helado, mientras su hermana saboreaba uno. Y yo me pregunto: ¿ qué tienen que ver los higos con el bacalao?, en serio creemos que con estas actitudes algo se “arregla”. Si esas niñas se pelean ( es normal), sus padres deben aprender a cómo gestionar estos momentos de la manera más acompañada y correcta posible, en vez de fomentar la rabia y el enfado todavía más; ya que la conclusión que saca es que por culpa de su hermana, encima, se queda sin helado. El castigo nunca es una solución, sólo aporta cosas negativas para todos.
- En la tienda de un museo, dos niños de unos 10 y 12 años, le piden a su madre comprarse unos animales representativos de la visita. Ella les contesta así: “¿ pero qué os habéis creído?, ¿que somos ricos?, ¡con lo que hemos pagado de entrada ya tenéis regalos hasta el año que viene!”. La soberbia, quizás, te sirva de aliada en algunas circunstancias de la vida ( o seguramente ni eso), pero está claro que en la educación de tus hijos, no te sirve para nada. ¿ Es que no podemos tratar a los hijos como nos gustaría ser tratados?. Si no podía permitirse comprarles nada, que no lo haga, pero que entienda su solicitud, y que exprese de manera sencilla, respetuosa, clara y empática sus motivos y entienda las emociones que esto a ellos les genere.
- Estando en el ascensor del hotel, se sube una madre con su hija de unos 8 años, venían de la piscina y la niña tenía una carilla de cansancio enorme. La madre enfurruñada le dice: “vaga más que vaga, que me haces perder el tiempo en el ascensor en vez de ir por las escaleras. ¿ Cuándo te habré educado yo tan vaga?”. La carita sin expresión de la niña me rompió el corazón, le eché una sonrisa cómplice, ella me la devolvió. ¿Me pregunto cómo se vería esa misma conversación de un hombre a una mujer?. Pagar tu rabia interior con tus hijos es una mala idea, muy mala. Además de cruel y sin sentido. Trabaja, gestiona, controla y conoce tus emociones adultas para poder acompañar a tus hijos de la mejor manera posible.
- En una atracción- tren de dinosaurios, en los asientos de delante nuestro, había una familia con un niño de unos 7 años. Todo se ponía oscuro y habían sorpresas. El niño se abrazó a su madre, y el padre le dijo: ” ¿ te da miedo?, ¡qué vergüenza!, madre mía menudo cagao“. Qué bien debía sentirse el niño, muerto de miedo e insultado, el paraíso vamos ( léase en modo irónico). ¿ Cuándo nos entrará en la cabeza que los hijos no deben ser como a nosotros nos gustaría que fuesen?, sino que deben ser ellos mismos. Y se sentía miedo, lo sentía. Es lícito, real, comprensible y debía ser respetado y acompañado, no insultado.
- Paseando sobre las 22h., una familia iba a cenar, todos muy arreglados. Su hija de unos 6 añitos, pisó una ” caca”. Obviamente ni se dio cuenta, no lo hizo adrede para fastidiar a su madre. Cuando los adultos se dieron cuenta, aquello fue un “show”. La niña se llevo unos cuantos cachetes por parte de su madre, además de escuchar frases a pleno grito tales como: ” ¿ no tienes otra cosa que hacer que pisar una “mierda”?, ¿ ahora tienes que entrar al restaurante oliendo a “mierda”?, ¡mira que eres asquerosa, de verdad!. La cara de la niña era una mezcla entre miedo, culpabilidad y tristeza. ¿Por qué, en muchas ocasiones, las familias culpan a los hijos hasta del cambio climático?. ¿ No son capaces de sentir la tierra bajo los pies, y darse cuenta de que los hijos son niños, personas que los necesitan en todo momento?.
Y ahí estaba yo, viendo estos momentos , escuchando cada historia y preguntándome si estos padres viven ajenos a todo, a las necesidades reales de sus hijos, o si, en realidad, en algún rincón de su corazón, sienten que esto NO es lo normal. Que a los hijos no basta con traerlos al mundo y quererlos desde lo más hondo de nuestro ser.
En realidad hay que esforzarse día tras día para que integren este amor y lo sientan, y que desarrollen así, confianza plena en sus padres, en sí mismos y en la vida en general.
Todos estos padres tenían algo en común: llevaban tatuado el nombre de sus hijos.
Pero, desgraciadamente, esto NO es suficiente. Lo que hay que tatuarse en el alma es nuestro compromiso para con ellos y para con nosotros mismos. Les hemos traído al mundo para algo, y no precisamente para que sean nuestros títeres.
Como no puedo generalizar y no les conocí de manera personal, puede ser que estas familias tuvieran un mal día o estuvieran agobiadas y esta no fuera su rutina educacional. Y es que es normal, no somos perfectos, todos tenemos días buenos y malos. Pero lo importante es no perder el norte y tener claro nuestro objetivo, que es, precisamente, la felicidad de nuestros hijos, y con ella, la nuestra.
En muchas de estas situaciones, los padres respondían únicamente a sus necesidades adultas y/o emociones, y no a las de sus hijos. Y esto es de lo primero que tienes que cambiar para poder educar de manera correcta y positiva. Cambiar el “chip”, darte cuenta de una vez que ellos son tu prioridad, sin perderte de vista a ti mismo.
Recuerda: tus necesidades e inquietudes, NO son las de tus hijos. Respeta, comprende, acepta
Por favor, no sólo quieras a tus hijos, demuéstralo. Y demuéstralo educando bien, de manera positiva, sin crear un rol de “aquí se hace lo que digo yo”. Te aseguro que no sólo ellos te lo agradecerán, también tú.
Muchas gracias y recuerda, si alguna de mis palabras te inspira y/o ayuda, compártelas para que otras familias puedan leerlas 🙂
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Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora, y Asesora – Formadora de familias y profesionales
2019 ©
Noelia dice
He estado leyendo y de verdad!! He sentido muchosima culpabilidad y me siento muy mala madre con mis hijos. Yo estoy pasando por muy malos momentos me he kedado sin trabajo sin pareja y tengo dos hijos varones. Son maravillosos pero con todo lo que he leido aqui me he dado cuenta de que no los trato como deberia hacerlo y me importan otras cosas mas q ellos cuando se q ellos son mi prioridad pero mi mente no me deja verlo cuando me enfado. He culpado a mis hijos de estar amargada y me.levanto de mal humor y lo pago con ellos.. les hablo muy mal.. descargo todo lo q siento negativo cn ellos. Necesito ayuda.