RECUÉRDATE
Antes de ser adulta/o, has sido niña/o. Todas esas cosas por las que ahora, en muchas ocasiones, pierdes los nervios, tú también las hacías o, en su defecto, anhelabas hacer.
Realiza un ejercicio de visualización en el que te recuerdes a ti mismo en tu infancia, puede ser un día concreto, uno especial y feliz o uno doloroso y triste, pero trasládate a ese momento.
Después de pensar en ese día y en el aluvión de emociones que revivirás, recuerda al niño o niña que un día fuiste mirándote al espejo y sintiéndote. Toca tu cara, tu pelo, tus labios… y esfuérzate por ver el reflejo que un día viste. Explícale cómo te sientes y eres ahora y lo lejos o cerca que estás de ser quien un día deseaste.
Sentirnos cerca de nuestra infancia y adolescencia, nos ayuda a estar muy cerca de nuestros hijos e hijas, conectados y acorde con sus necesidades emocionales y mentales.
Los niños y niñas son eso: personas que evolucionan de tu mano, a todos los niveles y que, dentro de su propio desarrollo cerebral está el saltar, gritar, reír, llorar, enfadarse, explotar emocionalmente, frustrarte, querer algo contrario a lo que quieres tú, estar cansados, irritables, sin ganas de hacer lo que el mundo adulto desea y con muchas, sin embargo, de estar en libertad para poder conocerse a sí mismos y al resto.
Siente en tu piel al niño o niña que un día fuiste para vincularte emocionalmente con tus hijos diariamente, y cuando desfallezcas, piensa en ese reflejo, en cómo le gustaría verte a ese niño o niña que vive dentro de ti.
Un abrazo ¡y feliz recuerdo -reencuentro!
Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento emocional®, el amor, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora y Formadora de familias y profesionales.
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