Llevo desde muy jovencita dedicándome a la educación, es mi pasión.
Siempre me he posicionado en el bando opuesto, sí, en el diferente. Siempre he apostado y defendido a los niños: su realidad y su verdad.
¿ Por qué nombro a este bando como el opuesto?, pues porque normalmente, aunque es realmente triste, se apuesta por pensar “mal” de los niños, viendo en ellos intenciones que no son, creyendo que hacen las cosas con un fin más bien adulto, en vez de empatizar y conectar con ellos y sus objetivos reales.
He trabajado en multitud de sitios educativos, y, en verdad, la mayoría de las ocasiones, se trabaja más bien por un interés adultocentrista que por el bien de los niños. Se busca el conseguir objetivos, llegar a metas, cuadrar currículos, etc. Cuando en realidad, habría que dejarse llevar por el ritmo de cada niño y por su personalidad. No podemos pedirle lo mismo a todos los niños, ya que cada persona es diferente, cada niño es único, con sensaciones, emociones y formas de hacer y de aprender diferentes.
Te cuento esto para que sepas que siempre tuve claro que lo más importante de mi vida, serían mis hijos (cuando los tuviese), y sabía, que iban a ser educados en el respeto, el amor, la comprensión y la empatía.
No obstante, siempre hay un momento en la vida en el que el mundo se para, todo se transforma a tu alrededor sin darte cuenta, y, justo en ese instante, decides que SÍ, que a partir de entonces y para siempre (aunque con pequeños fallos humanos, normales y que ayudan a mejorar) , vas a EDUCAR CON RESPETO a tus hijos.
Cada niño es único, con sensaciones, emociones y formas de hacer y de aprender diferentes
Quiero contarte el momento en el que yo lo decidí firmemente y de manera casi mágica, con tal de ayudarte a que reflexiones sobre el instante en el que lo decidiste tú, o si, todavía, ese momento está por llegar y vas a hacer por que llegue.
Soy una persona muy intensa emocionalmente, y, por ello, llevaba mi embarazo muy apasionadamente, con sensaciones muy firmes, emociones fuertes, con una conexión muy bonita con ese que iba a ser y era mi hijo, el que supe, desde siempre, que sería varón.
Estaba en la semana 32 (sólo quedaban 2 meses para conocerle) y teníamos una visita de control rutinaria. Estábamos muy felices, ya que la semana anterior le habíamos visto en 3D y aunque sólo nos enseñó el perfil de su cara, la experiencia fue muy bonita.
Mientras mi ginecóloga me hacía la ecografía, empezó a poner “caras raras” y revisaba y revisaba, medía y medía una parte del cerebro de Uriel. Entonces yo pregunté: ¿- Pasa algo?, y ella nos dijo: – Algo no va bien, levántate y venid a sentaros, tenemos que hablar.
No te voy a comentar todos los detalles, no porque no quiera, sino porque me hacen revivir momentos muy duros y las lágrimas no me dejarían escribir. Pero te resumo que nos propuso pedir permiso al gobierno para abortar, ya que nuestro hijo tenía unas complicaciones en el cerebro y seguramente no viviría, y si lo hacía, sería en condiciones “vegetales”.
¿Abortar?, pero si mi hijo pesaba 3 kilos, era un bebé, era él, Uriel, la persona que más quería y había querido nunca, ¿Cómo íbamos nosotros a decidir por él, por qué?
Nos propusieron millones de pruebas difíciles, complicadas y que ponían en riesgo el bienestar de mi hijo en su hábitat (mi barriga). Nosotros elegimos únicamente seguir realizando ecografías cerebrales y dejarlo todo en manos del destino.
Pasé una primera semana muy dura, me prohibieron seguir trabajando, por si influía mi movimiento en su evolución. Lo único que hacía era llorar en casa y me preguntaba : “¿Por qué?”, tocaba su futura ropa, me acariciaba la tripa y me parecía todo de ciencia ficción.
Hubieron personas que estuvieron allí con fuerza y apoyo y personas que, simplemente, veían sus preocupaciones mayores que las nuestras….poca empatía que todavía a día de hoy, no entiendo, pero no guardo rencor, tan sólo me reafirmo en inculcar la empatía a los niños para que crezcan con esta capacidad y que ésta sea un factor imprescindible en su vida adulta.
A la semana siguiente, me realizaron una ecografía y me dijeron que todo perfecto, salvo eso, que seguía ahí. Nosotros hablamos de nuestra decisión de seguir, de confiar en nuestro hijo fuese cual fuese el desenlace.
Tuvimos que cambiar de hospital, nos recomendaron ir a uno que tuviera uno de los mejores servicios de UCI, ya que nuestro hijo necesitaría esos cuidados si sobrevivía. Cambiar de profesionales, ir siempre acompañados de los informes de “nuestra anomalía” y vivir una completa ansiedad hasta que llegara el día en el que decidiera nacer.
Yo me propuse no llorar más y conectarme con mi hijo. Él, seguía siendo mi hijo, mi vida, mi chico pequeño, mi Uriel. Ya no importaba nada, sólo quería luchar por lo que era él, por lo que era yo, por lo que éramos los dos: madre e hijo.
Una noche, reflexionando a solas en el sofá, respirando profundamente e intentado imaginar cómo sería la vida con él, una vida normal, una vida sin dificultades de salud, una vida sana y sin preocupaciones, una vida en la que sólo nos preocupase el dormir poco, o el a qué jugar…Me reafirmé en que mi hijo era lo más maravilloso que tenía y había tenido nunca, que mi hijo era lo más precioso que me había pasado y por eso, SIEMPRE le iba a educar con respeto, SIEMPRE. Fueran segundos, minutos, horas, días, años o toda una vida…Jamás iba a dejar que mi ira, mi ego de adulta, mis pensamientos promovidos por la influyente sociedad patriarcal y sumisa, las opiniones de los demás…evitarían que educara a Uriel con respeto.
Te dejo la canción que escuchaba esa, y todas las noches y con la que Uriel se movía haciéndome sentir que la esperanza, es lo último que debemos perder. La canción es “Retoño mío“, de Snatam Kaur.
Mi hijo nació el 13 de julio de 2011, a las 20:47h. ,después de 27 horas de parto, en un proceso intenso, con música y con velas, en el Hospital Taulí de Sabadell, al que estamos tremendamente agradecidos por su acompañamiento y por su fe en que el miedo, no nos vencería.
Ese día, yo sabía que todo iba a salir bien. Los”monstruos” me venían a la mente, pedía al universo, a Dios, a Buda, a todos los santos… que mi hijo llorara al nacer, que escuchase su voz sabiendo así que vivía, que mi hijo estuviera sano, pero en el fondo de mi corazón sabía que todo saldría bien…Y salió.
Mi hijo es un niño absolutamente sano, que tuvo esa particularidad en la barriga sí, que todo fue cierto, sí. Pero igual que vino se fue, igual que un día apostó que todo iría mal, decidió, finalmente, que todo iría bien. Los milagros, a veces, ocurren; y en mi caso, tienen nombre propio:
No quiero decirte con esto que para decidir que vas a educar con respeto a tus hijos, tengas que pasar por un momento extremadamente difícil, no. Yo elijo en confianza contarte cuándo lo decidí, para animarte a pensar sobre cuál fue tu momento y si aún no ha llegado, a que te dejes llevar por el amor más incondicional y elijas firmemente no guiarte por los “fantasmas del pasado” ( y del presente), que indican que educar a un hijo es adiestrar y “marcar”, y sí por el instinto y lo natural: el amor y el respeto.
Mi hijo es lo más preciado que tengo, jamás le haría nada que pudiese causarle malestar: ni emocional ni físico. Y le guiaré por el camino de la mejor manera que sé: respetándole.
Espero que me cuentes cuál es el “momento” que has elegido y si todavía no lo tienes: búscalo, estaré aquí para ayudarte si lo necesitas.
** Dedico este artículo a mi hijo Uriel y a su hermana Gadea. Gracias por todo lo que me dais **
Un abrazo:
Fundadora de Edurespeta – Experta en Educación Respetuosa, Asesora Familiar y Escritora
Gloria dice
Muy emotivo Tania, se me han saltado las lágrimas leyéndote. No quiero ni imaginar los momentos tan duros que tuvisteis que pasar. Afortunadamente fuisteis valientes y todo salió bien. Enhorabuena por tu artículo, por elegir el camino del respeto y de la empatía y de compartirlo con nosotros.
Un beso.
Uriel dice
Muchísimas gracias Gloria, fue muy duro, sin duda la experiencia más dura que he vivido en mi vida. Cuando miro a mi hijo sólo veo amor, y eso es lo que quiero que vean las familias. Un beso muy grande. Tania
modaeticablog dice
Hola Tania, antes de nada quiero decirte que te sigo muy de cerca desde que descubrí tu blog hace unas semanas, y siempre comparto tus talleres en mi facebook para animas a las mamis y papis que conozco a aprender de ti. Creo que tienes de los blogs de crianza respetada más asequibles y entretenidos de leer que he conocido (y me he leído unos cuantos!)
En fin, me alegro tantísimo de que todo haya salido tan bien finalmente para vosotros! Leerte me ha movido muchas cosas, pues me siento identificada. En mi caso fueron las primeras semanas de nacido mi hijo las complicadas, no me quiero extender pero por distintas razones parecía que algo no iba bien y el caso es que en un momento dado, pasadas unas semanas de terribles altibajos emocionales (y hormonales!) super que nunca, nunca, después de haber pasado por todo eso por él, podría o querría hacerle algún daño. Así que aunque ya creía en la crianza con respero, creo que solo con acordarme de aquellos primeros días y ver lo sano y feliz que está ahora, me da todas las fuerzas para no dejarme llevar por mi ira, y todo lo que has explicado tú tan bien, sino comprenderle a él, y acompañarle en lo bueno y lo malo, con sus rabietas y cuando estoy agotada, intentando desayunar y tira todo por el suelo… 🙂
Como bien dices, no tiene que ser necesario pasar por una experiencia tan dura o extrema para tomar esta decisión de forma firme, pero yo creo que a mi me ha ayudado, al menos, a flaquear con menos frecuencia.
Muchas gracias por compartirlo. Muchos besos para ti y Uriel!!
Uriel dice
Muchísimas gracias guapísima por todo, por tus bellas palabras y por confiar en mi. Me alegro que lo vuestro saliera bien finalmente, es verdad que no hace falta pasar por momentos duros para decidirse por una educación respetuosa y eso es lo que quiero mostrar. Que un hijo es lo más preciado, lo más importante.Un beso y GRACIAS GUAPA. Tania
Rocio Alvarez dice
Buen dia: Gracias por compartir tu historia,es el momento justo donde estoy buscando y haciendo lo posible por tratar a mis hijos con mas amor y respeto,pues aunque no me es grato decirlo me altero con facilidad y me doy cuenta que mi trato es de un Gendarme hacia ellos.
Te agradeceria me proporcionaras informacion para llevar acabo otra forma de estar con mis hijos.
Gracias,gracias,gracias y el universo te siga guiando
Uriel dice
Gracias Rocío, todos nos alteramos, lo importante es saber reconocerlo e ir cambiando y mejorando.Ellos son lo mejor que tenemos. Escríbeme a: tania@edurespeta.com y hablamos. Un beso y gracias. Tania
Marina Duque dice
Gracias por compartir esta experiencia. Me encanta leerte y seguirte todo lo que puedo.
Me alegra infinito que todo saliera bien… Qué felicidad tan grande! Uriel es un niño precioso.
Muchos besos, Tania!
Uriel dice
Muchísimas gracias Marina 🙂 ¡Eres un sol!, esas bonitas palabras hacia Uriel…¡mañana se las digo!jeje. Un beso
Mayra dice
Absolutamente precioso Tania!! Me quedo sin palabras… y reflexionando mucho sobre el respeto en la educación.
Desde que me quedé embarazada tuve claro que la crianza para mi sería una prioridad y eso me llevó a cambiar mi estilo de vida, a emprender desde casa y a apostar por mis sueños…
Mis hijos me han enseñado a ser mejor persona, así que se merecen lo mejor que tengo… Mi amor y mi respeto.
Gracias Tañía, por compartir algo tan íntimo e invitarnos a pensar sobre ello.
Uriel dice
Muchísimas gracias Mayra <3 Creo que el amor es la base de todo,no veo otro camino por el que pasar, que no sea por el del respeto,amor y comprensión 🙂 Felicidades por tus hijos y tu proyecto.Besazos
Rosa dice
Hola Tania, me.ha emocionado mucho tu historia. Yo.tengo una historia similar con mi hija, ya que cuando nació le detectaron un pequeño problema que a fecha de.hoy ya está resuelto PEro.a.pocas.horas.de.haber.dado.a luz se.me.vino.el.mundo.encima.y durante.unos.meses.no.paraba de llorar. En mi caso la.decisión de.educar con.respeto llegó cuando.mi.hija tenía unos 2.meses.de.vida que cayó en mis manos un libro.de.rosa.jové y entonces.me.di cuenta que había otra.forma.de.criar.totalme.te.empática y llena de.sentido.común
Uriel dice
Un beso Rosa 😉