La Educación Real ® es la educación basada en el respeto, la ética, la empatía, el acompañamiento emocional, la amabilidad, la evidencia científica, el amor, la amabilidad, la lógica y libre de cualquier tipo de discriminación y exclusión.
Las personas a las que acompañamos deben sentirse libres, aceptadas y valoradas, pase lo que pase y sean como sean. Es imposible que la sociedad en la que vivimos se transforme y se convierta por fin en una sociedad basada en valores empáticos, de tolerancia, solidaridad, amabilidad y en definitiva, respetuosa con los derechos de todos los seres humanos, si ponemos en práctica estos valores en nuestra forma de acompañar y educar.
Las bases de la Educación Real®, además, están creadas a partir de la evidencia científica, la investigación socioeducativa de más de 20 años y sobre lo que miles de estudios han corroborado (y siguen corroborando) a lo largo de los años. Afirmándose por tanto, que la Educación Real® no es tan solo la que deberíamos llevar a cabo, sino que es la única posible si queremos una sociedad en la que las personas se respeten a sí mismas y también a los demás.
20 principios de la Educación Real®
- Respeto: por las necesidades reales cerebrales y por ende psicosocioemocionales de las personas a las que acompañas.
- Empatía: Conecta con las personas a las que acompañas, escuchando y entendiendo sus emociones haciéndolas tuyas, viendo más allá en cada situación, sin juicios.
- Acompañamiento Emocional: Comprende su mundo para poder guiarles en la identificación y comprensión de sus emociones. Acompaña sus sentimientos sin prejuzgarlos o etiquetarlos, deshaciéndote de tu opinión personal, centrándote en lo que necesitan de ti.
- Lógica: Si alguna vez has gritado, castigado, chantajeado, manipulado, amenazado, impuesto, humillado o ignorado a las personas a las que acompañas, no te habrás sentido bien, ni siquiera en aquellas ocasiones en las que has estado convencido de que tenías razón. Esto se debe a una razón de sentido común: hacerlo va en contra de la relación óptima de ayuda. La lógica y el sentido común nos empujan a educar de forma respetuosa, solo tienes que escuchar, de verdad, consciente y profundamente, tanto a tu corazón como a tu mente y a tus emociones, poniendo el foco en todo lo que puedes ayudar si tienes un buen trato y todo lo que puedes impactar negativamente a esa persona si no lo tienes.
- Guía: No tenemos poder sobre las personas a las que acompañamos, no somos su autoridad, sino que nuestra función es ayudarles a que se desarrollen óptimamente, mental y fisicamente. Por ello, debemos ejercer de guías, unos guías respetuosos y empáticos que los orienten, basándonos en el respeto, la paciencia, la aceptación, la tolerancia, el afecto y la sinceridad y enfocados en sus necesidades reales y teniendo en cuenta sus historias de vida y sus situaciones particulares.
- Amor incondicional y aceptación: Las personas a las que acompañamos deben saber con total seguridad que son aceptados por lo que son, no por el grado en el que consiguen o no las expectativas marcadas por el profesional, es decir, no deben sentirse aceptados y queridos solo cuando consideramos que han hecho las cosas bien o han logrado sus metas, sino en todos los momentos. El amor incondicional y el afecto (las muestras físicas respetuosas y consentidas como el choque de manos o los abrazos) son esenciales para el crecimiento y el desarrollo emocional sano.
- Ejemplo: Recuerda que para que las personas a las que acompañas te respeten, primero debes respetarlas tú. Para que no griten, tú no debes gritar, para que te escuchen debes escuchar, para que comprendan debes comprender… La coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es esencial para que integren valores y actitudes: lo que ven de nosotros es lo que marca su aprendizaje. Somos ejemplo para ellos y por esa misma razón debemos ser responsables de nuestros actos y palabras.
- Deja fuera tu ego: El ego que tenemos los adultos es la herencia directa de que nos hayan educado social y educativamente mediante el control, sin ser atendidos emocionalmente, con juicios, castigos y gritos, así como de no tener nuestras necesidades reales cubiertas. Deja a un lado tu ego adulto y concéntrate en forjar un vínculo óptimo y fuerte.
- Sin etiquetas ni estigmas:Entiende que las personas a las que acompañas, sean niños, niñas, adolescentes o adultos, son seres emocionales. No te dediques a señalarlos con el dedo, ten en cuenta que, como todos, tienen días mejores y peores, pero no por ello deben ser sentenciados, tratados mal y criticados. Deja el juicio a un lado y ayúdalos a conocer sus emociones y a sentirse mejor.
- Su opinión importa: Pregunta y escucha a las personas a las que acompañas, no les impongas tus decisiones. Escucha y dialoga de manera sana, sin adoctrinar. Su opinión es tan válida como cualquier otra y, si por motivos de peso no se puede llevar a cabo, qué mínimo que entender las emociones que esto implique.
- Cuida su autoestima: Cada palabra que dices o pequeño gesto a la hora de tratar a las personas a las que acompañas, por insignificante que parezca, cuenta e incide en su autoestima, en cómo se siente y también en cómo se relaciona con su entorno personal y social. Una buena autoestima es esencial para desarrollarnos óptimamente a todos los niveles.
- Sin miedo: Educar no es amaestrar. No podemos prometer a las personas algo a cambio de que incumplan o cumplan un patrón, de que alcancen o no nuestras expectativas. Meterles miedo para conseguir nuestros propósitos (mediante amenazas, gritos, chantajes, autoridad, exigencias, manipulaciones, atemorizarlas, ignorarlas…) solo hace que integren el miedo como una herramienta educativa y comunicativa y se alejen de la visión real del miedo que es, precisamente, una emoción que nos ayuda a sobrevivir cuando es preciso, pero no como algo que hay que vivir diariamente y en cada situación.
- Sin discriminación: Las personas a las que acompañas no son seres inferiores, son personas. Como profesional tienes la responsabilidad de guiarle, pero no tienes el derecho de coartarlo.
- Escuchando la evidencia científica: No hay ni un solo estudio o investigación que demuestre que los castigos, los gritos, las amenazas, las consecuencias impuestas, las exigencias, las manipulaciones, la autoridad, etc., son beneficiosos para la salud mental para las personas ni que los presente como una herramienta educativa no dañina; en cambio, existen miles de investigaciones en todo el mundo que evidencian lo contrario. Si atendemos a la ciencia para otras cuestiones ¿por qué no lo hacemos de algo tan importante para el ser humano como es la salud psicológica óptima?
- Respetando sus cuerpos: Es muy importante que el respeto hacia su cuerpo sea una premisa para ti. Esto implica no obligarlos a nada que no quieran. Nuestro objetivo es que aprendan a respetar su cuerpo, para ello, debemos respetarlo primero nosotros y enseñarles que su cuerpo es suyo y que nunca deben hacer nada con su él o sus necesidades fisiológicas que no quieran.
- Adaptándote a sus ritmos: Uno de los problemas más grandes que tenemos al educar es que queremos que las personas a las que acompañamos sigan nuestros ritmos. Lo importante es, en la medida de lo posible, adaptarnos a sus ritmos y necesidades, ser flexibles, buscar siempre qué hay detrás y valorar si estamos cubriendo de verdad o no su necesidad. Si no se puede cubrir en ese momento, al menos seremos conscientes de que no puede ser y de la emoción que va a generar en ellos, y será necesario entonces un buen acompañamiento emocional.
- Siendo ética/o: entendiendo la ética como la capacidad para realizar la práctica con unos valores y principios meditados previamente, con acciones que invitan a la libertad, tejiendo vínculos basadas en respetar la dignidad de las personas, teniendo absoluto respeto por su intimidad, promoviendo la hospitalidad y la confianza.
- Cuidando de ti mismo: Para poder cuidar óptimamente a las personas a las que acompañas, debes cuidar también de ti. Enfócate en cuidarte y quererte, en vivir con alegría y con buena autoestima. De esta forma, estarás preparado para ayudar a los demás.
- Comprometiéndote: Querer educar mediante la Educación Real® supone un gran compromiso, un compromiso consciente en el que queramos, de verdad, llevar a cabo nuestra práctica de otra forma y en el que nos esforcemos en ello cada día.
- Libre de adultocentrismo, y por ende de violencia estructural : Una Educación Real® significa inherentemente la igualdad y la no discriminación de derechos de niños, niñas y adolescentes en cualquier circunstancia y ámbito social.
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Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento emocional®, el amor, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora y Formadora de familias y profesionales.
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