Estamos en pleno tiempo de rutinas: trabajo, gimnasio, acostarnos temprano…los niños van al cole, tienen su tiempo pautado cada tarde ( extraescolares, deberes, ducha, cena, dientes…), etc.
Supongo que te suena todo esto y el estrés que genera la lucha por no salirse de la norma establecida. Por ejemplo, si los niños se acuestan a las 22h. en vez de a las 21:30h., la casa se llena de nervios, enfados y estrés, que hacen que el ambiente no sea muy agradable y que estemos siempre pendientes de conseguir los horarios pautados.
Bien, empecemos por saber qué son las rutinas. Éstas, son costumbres adquiridas por la práctica, es decir, algo que se hace cada día de manera automática e integrada por repetición. Sirven para hacer aquello que tenemos que realizar sin descuidar nada y para prever lo que viene detrás de esa misma rutina (por ejemplo, después de cenar, toca lavarse los dientes e irse a dormir. O después de levantarse, toca ir al baño y desayunar).
En cierta manera, las rutinas pueden ayudar a que tus hijos sepan qué tienen que hacer (sobre todo si es por salud) y poco a poco sabrán el porqué son importantes para sí mismos. También, pueden aportar cierta seguridad a los niños, sabiendo qué harán después de cada rutina.
Ahora bien, cuando las rutinas se convierten en una fuente de conflictos y malestares, es mejor prescindir de las que generan esto, o bien, buscar alternativas y ser flexibles.
Te pongo como ejemplo, alguna de las alternativas que puedes utilizar para evitar conflictos y acompañar a tus hijos:
- Si tienes problemas para que se laven los dientes: ¿habéis probado con lavaros los dientes en familia?. ¿Has probado en lavarte los dientes junto a tus hijos?. Recuerda que el ejemplo es lo que prevalece, y que poco a poco lo integrarán. Pero en realidad, pretender que ellos lo hagan bajo presión, después de decirlo durante 10 veces, gritando, comprándoles un cepillo especial…no tiene mucho sentido. Haciéndolo con ellos, no sólo se motivan por hacerlo, sino que el hábito está asegurado.
- Dificultades para que recojan la habitación o los juguetes: bien, en esta rutina hay padres que se ofuscan demasiado pronto y no entienden que el EJEMPLO, una vez más, es la pieza clave. Debemos pasarnos bastante tiempo ayudando a nuestros hijos a recoger, antes de que ellos lo integren y lo hagan de manera intrínseca y libre ( sin ningún tipo de presión ni condicionamiento). Os aseguro que incorporan esto al 100% cuando les hemos ayudado a hacerlo, poco a poco, durante toda su vida. Algunos niños con 5 años lo tendrán asumido, otros, hasta los 12, no. No quiero decir con ayudarles que siempre se lo hagamos nosotros, sino que empezaremos a hacerlo nosotros con poca ayuda de ellos y progresivamente participarán más, hasta que lo harán solos y motivados, entendiendo que no se puede dejar todo desordenado. Os aconsejo, de todos modos, ser tolerante, hay veces que han estado media hora montando un castillo de “lego” y luego tienen que recogerlo a la fuerza y meterlo en la bolsa. Valoremos estas pequeñas obras de arte, fruto de su imaginación. Y dejémosles que al día siguiente puedan contemplarlas.
- Discusiones por el horario en el que deben irse a dormir: en muchos casos, a los niños, el único espacio de tiempo libre que les queda, es justo después de cenar. Ya han acabado todas sus obligaciones y es cuando sienten libertad para desconectar, para estar un ratito a su aire y jugar. Pero claro, nosotros no queremos que se vayan a dormir más tarde porque al día siguiente tienen que madrugar. Como alternativas podríamos: – en ocasiones, saltarse alguna de las rutinas anteriores para que puedan jugar y desconectar antes. – Ser más flexibles con el horario, si son más mayores y en realidad de 10 minutos o 20 no va a depender su descanso. – Que jueguen antes y luego realicen las otras rutinas en menos tiempo, etc. Hasta el momento, no he conocido a ninguna persona adulta, que se vaya a dormir exactamente a la misma hora cada día, siempre hay variaciones (unos minutos arriba, unos minutos abajo). Pretenderlo con ellos, es bastante difícil y puede crear conflictos innecesarios y que se vayan a dormir disgustados.
- Queremos que lean antes de dormir, pero ellos no quieren: bien, aquí debemos acompañarles y contarles nosotros un cuento o una historia inventada. Pero si queremos fomentar el hábito lector y esas ganas internas de leer un poquito antes de dormir, somos nosotros quienes tenemos que arroparles y hacerlo con ellos. Con esto, día tras día, año tras año, acabarán sintiendo pasión por los libros y leerán de manera autónoma antes de dormir. También, si nosotros tenemos libros en la mesita y leemos antes de dormir, ellos también integran esto. Una lectura impuesta no es una lectura motivada.
Lo que nunca podemos hacer, es que cada tarde se convierta en una mera rutina, ya que eso hace que la vida sea aburrida y no nos deja compartir todo lo que deberíamos compartir con nuestros hijos.
Para evitar los conflictos con tus hijos, lo importante es ser FLEXIBLE, no todo en la vida es blanco o negro, hay colores intermedios y hay diferentes maneras de que ellos se sientan bien y nosotros también. Es muy importante preguntarse si las rutinas que les marcamos a ellos, les van a servir de algo en su vida adulta, si la respuesta es sí, pues seamos flexibles con ellas, para que no se convierta en un “rollo” para ellos, si la respuesta es no, podemos prescindir de ellas o buscar otras maneras de llegar al objetivo.
Y recuerda, la base de toda rutina, es tener un ejemplo. Así que no te preocupes tanto porque realicen las rutinas solos y que las integren rápidamente, sino en estar a su lado y hacerlo con ellos. Y sobre todo, nunca olvidar tu verdadera meta: su felicidad.
¿Y tú, qué rutinas vas a tomarte de otra manera a partir de ahora?
Un abrazo, muchas GRACIAS por la lectura y por estar ahí:
Fundadora de Edurespeta – Educadora Experta en Educación Respetuosa, Asesora Familiar y Escritora
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Eva dice
Gracias a ti Tania por todos tus comentaris y consejos.
Me encanta leerte y ademas es sentido comun paciència y amor lo que necesitas todos.
Gracias por estar ahi.