Creo que para poderte ayudar y aconsejar sobre cómo actuar cuanto tu hijo/a “se porte mal” es muy importante delimitar lo que significa.
Hoy en día, la sociedad, no está adaptada a los niños, es más, está adaptada únicamente a la vida adulta y a sus ritmos. Y solemos tener un respeto lógico hacia los adultos, pero ilógicamente no se respeta a los niños ni a sus maneras.
Como ya te he dicho en varias ocasiones, los niños son niños, su misión es jugar, investigar, probar, imaginar, crear, disfrutar, experimentar y un largo etcétera. Con todo ello, van aprendiendo de la vida y van procesando su propio sentido común. El gran problema, es que no les dejamos hacer todo esto porque suele salirse de la norma adulta y directamente pasan a ser niños malos o que “se portan mal“.
Solemos tener un respeto lógico hacia los adultos, pero ilógicamente no se respeta a los niños ni a sus maneras
Me gustaría ponerte algunos ejemplos en los que los niños se convirtieron en tiranos sólo por comportarse como niños:
- Estirar de la melena a un perro peludo: este niña de 2 añitos se sintió tremendamente curiosa por un perro. Tomó la decisión de tocarlo, acariciarlo y por qué no: estirarle del pelo. El perro era de un familiar y sus padres sabían que era manso y no se enfadaría…aún así, decidieron decirle a la niña lo mala que era, lo mal que se portaba por estirarle del pelo al perro. Lo mejor hubiese sido: ¡ qué pelo más largo tiene!, ¿a qué sí?, vamos a tocarle despacito que si no, le podemos hacer daño, mira así y le enseñas como lo haces tú. Así entiende otras maneras de hacerlo y sin necesidad de juzgar ni de hacerle sentir mal por algo que ni siquiera entiende. De todos modos, ten en cuenta que puede volverlo a hacer, los niños pueden no aprender a la primera, ni tampoco es necesario que lo hagan, INVESTIGAR Y PROBAR es una de las bases de su aprendizaje.
- Tumbarse en el suelo de un centro comercial: sí, el típico suelo del “Carrefour” en donde tú no te sentarías ni por todo el oro del mundo. Resulta que este niño de 4 años decidió que era buen sitio para tumbarse y hacer la “estrellita de mar”. Bueno, se llevó una buena reprimenda, era malo, muy malo, se había portado tan mal que no le comprarían la muñeca que le habían prometido y además, azote en el culo para acompañar la situación. No tuvieron en cuenta de que estaba inmerso en su mundo, imaginando que aquél suelo era el océano y él, una estrella nadando. Por favor, expliquémosle a los niños, entendámosles, acompañémosles. No juzguemos.
- Comerse una “chuche” agazapado en la cocina: si leíste mi artículo sobre los premios y castigos, ya sabes que los padres inculcamos unas exigencias y unas consecuencias para ellos que hacen que busquen alternativas para poder conseguir lo que les parece bien en ese momento, cuando tendría que ser algo natural, sano y sin miedos. En el caso que te expongo, a este niño de 8 años, le apetecía enormemente comerse una chuche cuando todavía quedaba un buen rato para que llegase la hora de comer. Tenía miedo de decirlo porque sabía que entonces le iban a decir directamente que no y lo que es peor, no iba a poder ir al parque a jugar por la tarde. Entonces, decidió ir a la cocina, en donde las chuches estaban en el mármol, a plena vista, y se metió una muy rica de sandía corriendo en la boca…en ese momento, llegó su abuela y le “pilló”. Buf, le dijo de todo e invitó a sus padres a unirse a la “bronca“. Todos coincidieron en que se había portado muy mal y era un niño malo, no iría al parque durante una semana, por encima esconderse y no decir nada. Primero de todo, si no queremos que coman chuches, no compremos, ¿cómo vamos a pretender que los niños sean conscientes de que hay chuches en casa y que no pidan? y si son tan imprescindibles en casa, no las deberíamos tener a la vista si no queremos que nos pidan. Segundo, ¿no será mejor dialogar con nuestro hijo, explicarle las cosas, ser sinceros y dejar los castigos y las consecuencias, apartadas de nuestra vida?, poco a poco él irá sabiendo lo que es mejor para su salud bucal y lo que no, pero ante todo, se sentirá libre de decir lo que le apetece en ese momento, independientemente de si bajo nuestros ojos de adulto, está bien o no. Porque además, reconoce que tú también te hubieses comido la sandía de azúcar ( si no lo habías hecho ya).
- Saltar en el sofá a ritmo de la melodía de los dibujos: esta niña de 6 años estaba viendo unos dibujos tranquilamente, y de pronto, sonó la melodía de cabecera que tanto le gustaba. Ella, emocionada porque le encantaba, se puso de pie en el sofá y empezó a saltar. Su padre se enfadó mucho y además, fue contándoles a sus tíos y primos que había sido muy mala y se había portado muy mal por saltar en el sofá. Bueno, a todos los niños les gusta saltar en la cama y en el sofá…es muy divertido, es como una cama elástica casera. Entonces, es mucho mejor plantearnos si tan malo es y qué es lo que puede pasar si lo hace. Por otro lado, si no aceptamos estos saltos, explicaremos el porqué y ante todo, no entraremos en cólera si deciden hacerlo, les acompañaremos lo mejor posible y empatizaremos.
- No compartir su preciado juguete en el parque: con 10 años, este niño, decidió no compartir su barco pirata nuevo, regalo de su cumpleaños, con otro niño del parque. El pobre se quedó sin pizza esa noche, además de escuchar unas 50 veces lo mal que se había portado con lo grande que era ya. Hablaré largo y tendido en un artículo sobre el tema de compartir, pero es totalmente normal que él no quisiera prestarle su juguete, puede que, simplemente, ni siquiera le cayera bien el otro chico. ¿ Tú compartirías tu móvil con alguien que ni te cae bien ni es de tu entorno?. Pues eso. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a ser libres, a experimentar con sus emociones y encontrar sus propios gustos y motivaciones, no a compartir su juguete nuevo con el primero que pase. Bravo por este niño que tomó su propia decisión y se guió por sus propios deseos.
- Cantar en un restaurante: si con 6 años no pueden cantar, apaga y vámonos. Resulta que esta familia estaba cenando en un restaurante y a su hija le apeteció cantar mientras saboreaba el rico postre de chocolate. Lo hacía de manera distendida y feliz. Pues nada, se convirtió en una niña que se portaba mal, ya que encima todos les miraban y estaban llamando la atención por lo mal educada que estaba su hija. A veces no nos damos cuenta de lo importantes que somos para nuestros hijos y que somos su modelo a seguir, que nos quieren con el alma. No sería mejor decirle, si es que nos importa tanto, que lo haga más bajito, que entienden que está feliz pero que hay personas que se pueden sentir molestas si grita y que por favor, lo haga más bajito, aunque comprendéis que es un rollo. Ella se sentirá reconfortada, protegida y satisfecha. Libre de la etiqueta de “niña mala”.
- Distraerse con los juguetes en la clase de inglés: un niño de dos años, llevaba 1 año yendo a inglés con su padre, un inglés divertido y en donde cantaban canciones juntos. Al tiempo, la profesora le comentó al padre que el niño ya tenía que ir a la clase de “mayores” sin él. Los padres, accedieron pensando que era lo mejor para su hijo y que así aprendería más. En esa clase, habían niños que tenían entre 2 y 4 años. A las pocas sesiones, la profesora comentó que el niño se “portaba mal“, que no estaba sentado cuando se sentaban todos, que cuando recogían, él decidía seguir jugando con los muñecos mientras escuchaba, etc. Los padres tomaron la sabia decisión de marcharse de las clases de inglés. Si una profesora con niños de estas edades ( y de cualquier edad), dice que un niño “se porta mal” por quedarse de pie cuando le apetece y por no recoger los juguetes cuando los demás lo hacen…malo. Se trataba de aprender inglés de manera divertida e integrar el idioma mediante la escucha en cada sesión. Este niño tan pequeño, sabía contar en inglés y reconocía cosas comunes de su hogar en inglés, ¿ no era eso lo que quería la profesora conseguir?, ¿es que es portarse mal escuchar de pie en vez de sentado?. Hay que tener en cuenta lo malas que son las etiquetas y lo que influyen en la vida de los niños.
Yo entiendo que en algunas ocasiones, cuando hay algún peligro cerca, pierdas los nervios. Por ejemplo, vais a cruzar la carretera y no quiere coger tu mano o hace peripecias en el tobogán desde gran altura, pero, aún así, debemos mantener nuestro respeto, nuestra empatía y nuestra consideración. Explicarles lo mejor posible el peligro que conlleva, sin recurrir a menosprecios, etiquetas ni a miedos ficticios. Así es como aprenden e integran cuándo hay que tener cuidado y estar más atentos.
Los más valiosos consejos que te doy para cuando creas que tu hijo se porta mal son:
- Respira: sí, toma aire y disfruta del mismo.
- Antes de hablar, piensa: reflexiona si eso que ha hecho es tan importante, si realmente ha hecho algo mal o simplemente es algo considerado incorrecto por los adultos.
- Si crees que no es nada malo: déjale que disfrute y tome sus propias decisiones.
- Si crees que sí es malo: dialoga, empatiza, guía y comprende. NUNCA más le digas que se ha portado mal o que es un niño malo. Recuerda que nuestras palabras son sus cimientos.
- Felicítate: siéntete bien y felicítate por haber enseñado a tu hijo desde el respeto y el amor.
- Disfruta de tu hijo: en cualquier momento, en cualquier lugar.
No dejes que las normas sociales se interpongan entre tu hijo, su aprendizaje y tú. Y saca de tu vida todos esos estigmas en los que se divide a los niños entre buenos y malos. Los niños no son buenos por hacer caso omiso de lo que les digan sin experimentar sus propias sensaciones y emociones, ni tampoco son malos por hacer lo contrario. Los niños son niños y este debe ser tu lema si quieres educar con respeto y empatía.
Espero que a partir de ahora, utilices estos consejos para cuando creas que tu hijo “se porta mal”.
Un placer, como siempre. Gracias 🙂
Fundadora de Edurespeta – Experta en Educación Respetuosa y Asesora Familiar