¿Has escuchado alguna vez eso de : ” la violencia engendra violencia”?.
Pues con esta simple frase deberías darte cuenta de que los hijos necesitan amor para ser personas responsables, coherentes, civilizadas, respetuosas con los demás y con ellas mismas y, al fin y al cabo, para ser FELICES.
Te propongo un sencillo ejercicio para valorar qué es lo que sí quieres que forme parte de tu vida, y qué no:
- Opción 1: imagina que tienes una pareja estupenda: te apoya, confía en ti, te ofrece consuelo cuando lo necesitas, os reís juntos, os contáis confidencias sin juicios, os escucháis, os respetáis con vuestras virtudes y defectos, etc.
- Opción 2: imagina que tienes una pareja que nunca te apoya, desconfía de ti, te dice malas palabras si necesitas consuelo, siempre está de mal humor, no dialogáis ni os escucháis, si te habla es a gritos, no te respeta ni entiende tus virtudes y defectos, el poco tiempo que pasa contigo es para darte órdenes, etc.
Si quieres hijos violentos, sé violento con ellos
¿ Con cuál de los dos tipos de pareja te quedas?. Supongo que eliges la primera opción (si no es así, revísalo de nuevo y contesta otra vez jeje).
¿ Por qué tendemos a pensar que nuestros hijos necesitan a unos padres como la pareja de la segunda opción?. ¿Creemos en realidad que los niños necesitan ser juzgados, gritados, poco apoyados y machacados psicológicamente?. ¿ O es más bien la falta de herramientas y la cultura retrógada que existe en la sociedad en cuanto a la educación de los hijos?.
Hoy he querido centrarme en 6 consejos con los que evitarás que tus hijos sean violentos en el futuro ( y en el presente), entre otras cosas:
- Ofrece a tus hijos TODA la atención que necesiten: nuestros hijos nacen indefensos, puros, dependientes. Poco a poco van encontrando su lugar en la vida, y para que éste sea un sitio reconfortante, seguro y feliz, necesitan ser acompañados por sus padres. ¿ Qué significa acompañar a los hijos?, bien, significa estar en lo bueno y en lo malo, en los momentos buenos y no tan buenos. Los niños necesitan atención. Y si tu hijo pide jugar contigo y tú prefieres mirar tu móvil y “chatear” en facebook o pide que le acompañes a su cama y te quedes ahí hasta que se duerma, y no lo haces “porque se acostumbra”…no sólo no le estás dando la atención que necesita, sino que además, estás potenciando su frustración y su rabia, logrando así que se sienta desantendido y solo. Es importante estar ahí siempre, atenderles en todo momento, sólo así cultivarán una autoestima sana y correcta. Y en los momentos que verdaderamente no puedas, no se lo hagas saber de manera disgustada, agresiva, incoherente…exprésalo con diálogo positivo y sereno, ayudándole a comprender.
- Comunícate con ellos como te gusta que se comuniquen contigo: a los hijos no hay que reñirles, ni marcarles, ni castigarles, ni alzarles la voz, etc. A los hijos hay que enseñarles el camino y debemos ser unos buenos guías. Si riñes, discutes, gritas…eso es lo que aprenderán. Y luego no puedes alarmarte cuando desde el colegio te llamen la atención porque ha gritado o pegado a un compañero queriendo imponer su ley, porque eso es lo que estás inculcando desde tu hogar. Debes dialogar con tus hijos con todo el respeto del mundo, entendiendo que ellos sólo aprenderán de respeto, si son tratados como personas humanas. Si a ti no te gusta que te griten y te riñan cuando cometes errores…¿ por qué tendría que gustarle a tus hijos?.
- Trabaja en el ejemplo: eres su espejo, la base de todo, el reflejo con el que se sentirán ligados e identificados cuando sean adultos ( y durante toda su vida). Si tú insultas a personas de otra raza, eso es lo que integrarán como positivo. Si dices palabrotas constantemente, ellos las utilizarán para expresarse. Si nunca te lavas los dientes, no esperes que lo hagan ellos de manera intrínseca. Si no lees, no pretendas que tengan un gran hábito lector. Se comete el craso error de pensar que en la educación de los hijos la responsabilidad es de éstos, cuando en realidad, la responsabilidad es de los padres. De nosotros depende su bienestar emocional, el de ahora, y el de su futuro.
- No te obsesiones con los hábitos y rutinas: muchas familias se preocupan más de que sus hijos hagan su cama con 9 años, que de atender sus necesidades emocionales como verdaderamente necesitan. Luego no entienden porqué el psicólogo de la escuela les comenta que están faltos de autoestima…y es que, en la educación de los hijos, hay que ocuparse de lo verdaderamente importante. Cuando uno aprende acompañado, sintiéndose querido, sin ser juzgado, alegre, protegido…integra el aprendizaje. Sin embargo, cuando uno aprende obligado, avasallado, increpado…no sólo no integra el aprendizaje, sino que lo aborrece. Así que si quieres que tus hijos interiorizen rutinas y hábitos de la vida ( como poner la mesa, lavarse los dientes, recoger su ropa…), lo importante es, primero: hacerlo tú, segundo: acompañarles mientras lo hacen, tercero: no obligarles a hacerlo cuando no les apetece, y cuarto: no reñirles si no lo hacen, sino dialogar y comprender. Con el ejemplo todo lo aprenden, así que ocúpate mejor de que todo esto sea divertido para ellos y, pregúntate siempre antes de enfadarte algo como esto: “¿ de verdad pienso que va a estar toda la vida sin lavarse los dientes?”. Entiende que es un proceso que aprenderán mediante el ejemplo, el acompañamiento y la comprensión, por sí mismos, de los beneficios que estos hábitos les aportan.
- Reconoce qué cosas pertenecen al mundo de los niños y qué cosas al mundo adulto: nosotros, vemos el mundo desde una perspectiva diferente a la de nuestros hijos. Donde nosotros vemos sábanas pintadas con rotulador, ellos ven una gran selva africana perfecta para jugar con los animales salvajes. Donde nosotros vemos un vaso de leche derramada en el suelo recién fregado, ellos ven una gran pista deslizante para las canicas…Si antes de “enloquecer”, pensaras, reflexionaras y reconocieras qué está pasando en su mundo en vez de centrarte en el tuyo: la vida sería diferente ( la tuya y la suya). Porque la gran ausente en la educación de los hijos, suele ser la empatía. Hay que ponerse día tras día en la piel de los hijos para poder ir domando así, tu furia adulta. La cual, se alimenta, únicamente, de la frustración que te genera el que tus hijos no actúen exactamente como tú quieres que lo hagan. Pero es que educar a un hijo es educarle para que sea él mismo, no para que sea el que a ti te gustaría que fuese.
- Acompaña sus emociones: muchísimas familias se pasan la infancia de los hijos intentando evitar que experimenten sus propias emociones: ” no llores, no te enfades…”. Y esto es un error muy grande. Si reprimimos las emociones de los hijos de esa manera, todo se les quedará dentro. Debemos aprender a acompañar estas emociones, porque son tan valiosas como la alegría o la felicidad. Porque la rabia, la ira, la tristeza…merecen ser conocidas y experimentadas por nuestros hijos para que puedan gestionarlas correctamente en su vida adulta y empaticen, también, con quienes las sienten en un momento determinado sin juzgar ni etiquetar.
Cuanto más amor, respeto, comprensión y acompañamiento tienen los hijos por parte de sus padres, menos carencias emocionales y sociales tienen en su vida presente y futura
Hay familias que me preguntan si educar con respeto se basa en la permisividad. Y nada más lejos de la realidad. Ser permisivo y sobreprotector con los hijos, también tiene unas consecuencias negativas para con ellos.
Educar con respeto se basa en encontrar el equilibrio. Un equilibrio fundamentado en el propio respeto mutuo, en entender que los hijos han venido al mundo ( les hemos traído), para que sean felices y nosotros con ellos. Utilizando la violencia, JAMÁS podrán ser felices.
Y SÍ, utilizar la violencia con los hijos no sólo es castigar, gritar, pegar, insultar, obligar a la fuerza…también es violencia: el abandono constante, las comparaciones y etiquetas, las faltas de atención hacia los hijos, los juicios, la imposición de la obediencia, etc.
Por eso muchas familias con las que trabajo, con hijos adolescentes, me dicen cosas como: “pero Tania, si nunca le hemos gritado, ni pegado, ni tan siquiera castigado…no entendemos como es tan violento”. Pero el chaval, en este caso, pasó la primera infancia con niñeras y cuando llegaban sus padres era demasiado tarde para contarle un cuento acurrucados junto a él, pero todavía era temprano para reñirle porque no se había lavado los dientes.
El futuro de tus hijos depende de ti. Puede haber muchas otras cosas que influyan en su vida, por supuesto, pero la base: está en ti. Y con una buena base: TODO se consigue.
Espero que compartas estos consejos si te han parecido útiles 🙂
Un abrazo y GRACIAS:
Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento emocional®, el amor, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora y Formadora de familias y profesionales.
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