Nunca se me pasaría por la cabeza pegar a mi madre, no lo concibo. He tenido discusiones con ella, sí, hemos tenido disparidad de opiniones, sí, nos hemos enfadado por tonterías, sí. Pero jamás, nunca jamás, se me pasaría por la cabeza pegar a mi madre, hacerle daño.
Pienso que no tendría sentido el amor que tengo hacia ella, si yo, por un malentendido o una discusión, tuviera un comportamiento violento para con ella. ¿ Qué horroroso, verdad?.
Pegar a una persona ( en este caso a tu madre), ya sea : una “torta” en la cara, una “colleja” en la cabeza, un “pellizco” para hacer daño, un “azote” en el culo, un “tirón” de pelo, un empujón, un estiramiento de brazo con “mala leche”, un “lanzamiento” de zapatilla, etc. Es hacerle daño físico y sólo sirve para dos cosas: pagar nuestra propia frustración con la otra persona y para causarle dolor ( físico y mental) a ésta.
Ahora yo te pregunto: – ¿ y tú, pegas a tu madre?. Supongo que la respuesta es NO, y coincides como yo, en que sería totalmente incoherente pegar a una de las personas más importantes de tu vida.
Bien, ¿ y si cambiamos al protagonista?. Vuelvo a preguntarte: – ¿ y tú, pegas a tu hijo/a?. Quizás si revisas las formas de pegar a un persona que hemos descrito más arriba, dudas en contestar. Debes cambiar esto, pegar y hacer daño, NO es nunca el camino.
Es increíble la rapidez con la que decimos que jamás pegaríamos a nuestras madres, y lo justificamos diciendo que son nuestras madres, pero nos cuesta responder tajantemente a esto cuando hablamos de nuestros hijos. Ellos, son lo más preciado que tenemos, ellos nos necesitan para crecer y avanzar, para crear su personalidad y disfrutar de este tren al que llaman vida.
Pegar y hacer daño, NO es nunca el camino
Hay pedagogías y técnicas que defienden el uso de la violencia física con nuestros hijos, y esto, poco menos, es denunciable. Si fuéramos andando por la calle y viéramos a un hombre darle una “torta” en la cara a su mujer porque ella quiere entrar en una tienda y él no, seguramente nos espantaríamos y como la cosa siguiera llamaríamos a la policía. En cambio, si vemos a una madre o a un padre darle una “torta” en la cara a su hija por el mismo hecho, entonces lo vemos normal, no pasa nada, “hay que educar”. NO, querido lector, NO, PEGAR NO ES EDUCAR. Pegar es pegar.
Que peguemos a nuestros hijos les provoca, entre otras consecuencias:
- Profunda tristeza y sensación de soledad
- Baja autoestima e inseguridad
- Ansiedad y estrés
- Miedo
- Problemas de aprendizaje
- Fomenta la sumisión
- Genera problemas de integración
- Aprende que la violencia es la única manera de educar
- etc.
Supongo que ninguno queremos esto para nuestros hijos, así como también supongo que a veces te ves desbordado y sueles pagarlo con quien más quieres. Pero NO está justificado. Si crees que tienes que aprender nuevas técnicas y separar la violencia de tu vida y de la de tu familia, ¡ estás en el sitio adecuado!.
Muchas gracias por la lectura de este artículo, y por favor, si te ha resultado útil COMPÁRTELO, tenemos que erradicar la violencia de la vida de los niños y de la de sus padres.
Fundadora de Edurespeta – Educadora experta en Educación Respetuosa – Asesora Familiar – Escritora
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