Cambiar el mundo está en tus manos. Seguramente si te preguntas qué puedes hacer para hacer de este planeta un lugar mejor, se te vengan a la mente algunos actos como reciclar, no coger el coche si tienes como alternativa el transporte público, consumir menos plásticos o ayudar a esa persona que está necesitada y requiere de nuestra ayuda. Eso está genial, por supuesto, pero muchas veces se nos pasa por alto de que cambiar el mundo puede empezar por gestos cotidianos del día a día que pronto verás cómo conllevan consecuencias maravillosas. Hablo de dar a nuestros hijas/os una Educación Real®.
La situación del mundo y de la sociedad en la que vivimos nos tiene consternados. Cientos de mujeres son asesinadas en nuestro país cada año a causa de la violencia machista, las guerras no acaban y traen consigo a decenas de decenas de miles de migrantes que huyen de la violencia y la represión dejándose muchos de ellos la vida en los mares. El planeta arde a causa de las altas temperaturas y poco a poco el tiempo se agota para frenar el cambio climático…
Despertarse cada día con estas noticia nos hace reflexionar y valorar muchas cosas.
Ninguno de nosotros queremos ese destino para nuestros familiares, ni para nosotros mismos, pero por encima de todo, no queremos eso para nuestros hijas/os.
Es el momento de unirnos, de trabajar por el bien común y de querer mejor vida para todos.
Porque para eso estamos: para vivir y dejar vivir
Todos queremos ayudar. Y muchos gritamos: ¡qué impotencia el no poder hacer nada!, el que todo esté tan lejos y desde casa no poder ayudar…Pues bien, esto no es cierto. De hecho, en nuestras manos está mucho más de lo que pensamos, ya que nuestras/os hijas/os son las futuras generaciones. Esas que pueden matar al prójimo o bien, ayudar al prójimo.
Para ayudar a un niño/a a ser una persona íntegra, responsable, feliz, que ayude, que se deje ayudar, que ame, que se deje amar, que se quiera y se desarrolle personalmente, que respete, que dialogue, que no juzgue, que reflexione, que no compare, que empatice, que viva dejando vivir… Debes educarle bajo unos principios muy claros, muchos de ellos ya te los he explicado, otros, quiero explicártelos en 10 puntos básicos:
- Comprender que tus hijas/os no son tus enemigos: existen unas determinadas frases y actitudes hacia los hijos, con las que se va creando poco a poco un espíritu “contrario” o de rechazo hacia el propio hijo. ¿Chocante, verdad?. Pues es cierto. Además, cuando son más mayores, empiezan a pasar por momentos emocionalmente intensos en los que necesitan todavía más y mejor a sus padres, y es precisamente en esos momentos donde se encuentran más solos. Se convierten en ENEMIGOS. Eso de: “mi hijo el que no me deja dormir, mi hijo al que no le gusta lo que le hago de comida, mi hija la rabiosa que se queja por todo, mi hijo el que nunca quiere hacer los deberes para tocarme las narices“, etc. Todo esto te separa de tus hijos y además, fomenta su inseguridad y su baja autoestima. Si quien más te quiere dice de ti esto, y así te lo demuestra…¿qué va a pensar el resto del mundo? ¿Que integrarán hacia los demás, amor, respeto o rabia? Los hijos no son nuestros enemigos, son nuestros hijos, lo que más queremos, ¿recuerdas? Desecha YA este tipo de frases de tu lista y ante todo, DEJA DE PENSARLO. Trabaja para acompañar mejor a tus hijos, trabaja para mejorar vuestra relación, no para empeorarla.
- Integrar que te necesitan cuando están alegres y cuando están tristes, cuando están contentos e irritados, cuando están bien y cuando están mal: tus hijas/os te necesitan siempre, en todo momento. Sólo nos tienen a nosotros para ayudarles a crear su verdadera personalidad y lograr así vivir la vida que deseen. Es por ello, que no debes ofuscarte tanto cuando tus hijos actúen como ellos quieren y no como a ti te gustaría, no te enfades si llora cuando en el centro comercial quiere ese juguete que no le puedes comprar, trabaja la ira incontrolable que te viene cuando pega a su hermana, etc. Porque tus hijos necesitan conocer sus propias emociones. Y para ello, necesitan experimentarlas, sentirlas, reconocerlas, quererlas, necesitarlas, utilizarlas…Acompaña lo que sienten y guíales, ayúdales. Dale amor y comprensión al hijo que llora por un juguete en ese centro comercial porque ese amor y esa comprensión es precisamente lo que necesita, y no se volverá un “mimado caprichoso” por ofrecérselo; sino simplemente irá integrando cuándo se puede y cuándo no, qué necesita y qué no, qué quiere en realidad y qué no…Y todo ello lo extrapolará a su vida real y adulta. Sin embargo, si le machacas, insultas, gritas, te centras en lo que tú sientes y utilizas la fuerza cogiéndole del brazo diciéndole eso de “qué hartita me tienes” ( fomentando de nuevo la enemistad), NO vas a enseñarle NADA. Bueno sí, vas a enseñarle que en la vida tienes que comerte tus sueños, que no puedes llorar “porque hay que ser fuerte” y que los padres no dan apoyo, sólo te llevan al cole y a natación, y te ponen la comida. Estáte ahí cuando tus hijos te necesiten: en lo bueno y en lo malo.
- No les hagas/digas lo que no te gusta que te hagan/digan: a ti no te gusta que te griten y tú gritas, no te gusta que te insulten y tú lo haces, no te gusta que te metan prisa mientras te vistes pero tú sí la metes, exiges que no anden con los pies descalzos pero tú sí puedes hacerlo, odias que te amenacen y tú amenazas constantemente a tus hijos, no te gusta la coliflor y por eso no la comes pero tus hijos la tienen todos los miércoles ( y sin rechistar), y así innumerables ejemplos podría darte. Tienes que integrar de una vez por todas, que eres su modelo. Que eso que tu hagas ellos harán, por aquello que tu luchas, será por aquello que ellos crean que es correcto luchar. Esfuérzate diariamente en ser mejor madre/padre, mejor persona, para que ellos puedan hacerlo igual.
- No les compares: “las comparaciones son odiosas”. Sí, el dicho lo tenemos claro, pero a la hora de educar, seguimos haciéndolo. “Mira tu hermana que bien se come la sopa”, ” si fueras como tu hermano, que siempre sacas nueves”; ” no sé por qué eres tan guarro, con lo ordenada que es tu hermana”; ” de verdad, que ojitos más achinaos tienes con lo redondos y bonitos que los tiene tu hermano”. Pocas cosas hay que duelan tanto como esto. Te hace sentir mal, te desmotiva, te rebaja la autoestima, te ayuda a perder de vista tu propia personalidad, ya que estás más pendiente de ser como el otro que como en realidad quieres ser, etc. Tus hijos son, cada uno, ÚNICOS, irrepetibles, excepcionales, inigualables y brillantes. Deja de comparar y su vida, vuestra vida, dará un gran giro positivo.
- Valora cada momento como un aprendizaje: aunque pienses que ese momento es el peor de todos, aunque estés agotado/a de escuchar a tus hijas/os pelearse por enésima vez, etc. Valora cada momento como parte de un proceso de evolución. Es decir, tómate cada momento en el que acompañes a tus hijos en sus emociones, en sus vivencias y experiencias, en sus comportamientos y actitudes, en sus enfados y alegrías…como un proceso de crecimiento para todos. Un granito de arena que va sumando y sumando hasta crear a personas realmente felices, respetuosas, libres y responsables consigo y con los demás. No te rindas en según que momentos, sigue adelante y aprende de los aciertos y de los errores.
- Aléjate de aquello de… “en la vida se aprende a base de palos”: lo siento pero no, las personas no necesitamos “palos” para aprender y evolucionar. Necesitamos apoyo, amor, empatía y respeto. No palos. Si esos palos llegan solos, pues hay que tirar para adelante, pero que cuando lleguen, nuestros hijas/os estén preparados. Porque cuando a un hijo se le apoya en lo bueno y en lo malo, estará preparado para afrontar y asumir lo que le toque vivir, valorando cada momento como un aprendizaje ( cosa que le habrás enseñado a través del ejemplo, poniendo en práctica el punto número 5).
- Conócete a ti misma/o para poder educar de manera correcta: si tú no eres consciente de tus aciertos y errores, de tus sueños cumplidos e incumplidos, de tus verdaderas motivaciones, si no conoces en realidad tus emociones, si no has trabajado tu infancia y llevas todavía una gran mochila a cuestas, si no sabes qué quieres en realidad, si a menudo sientes que tu vida no va en el rumbo que quisieras, etc. Debes centrarte en solucionar esto (sin descuidar a tus hijos claro jeje) y mejorar tu bienestar emocional. Hasta que no lo hagas, vas a tenerlo muy difícil para dar un buen ejemplo a tus hijos Aunque se consigue, créeme 🙂
- NO eres superior a ellos, ni a nadie: nadie es superior a nadie. Y este es un valor que se tiene muy olvidado. Y por supuesto, no somos superiores a nuestros hijos. Empieza a tratarles como a iguales, iguales a ti. No somos mejores por ser adultos, no tenemos siempre la razón por ser sus padres, no deben obedecernos por estar bajo nuestro techo….porque nuestro techo es su techo, al que un día decidimos que vendrían y no como invitados, sino para quedarse. Los hijos son personas y deben ser tratados como tal: con respeto. Si crees que eres un ser superior a tus hijos, cambia el ‘chip’, vas por el camino equivocado y además, así crecerán, sintiéndose superiores al resto pero con una gran falta de autoestima en su interior.
- Date cuenta de que no les has traído al mundo para discutir y gritarles constantemente: cuando estés gritando y discutiendo con tus hijos piensa en ‘Matrix‘. Sí, sí, aíslate con tu mente en un mundo paralelo, míralo todo desde esa perspectiva, procesa lo que sientes, lo que te pasa, lo que quieres, relájate, respira, logra ver la realidad de las cosas, rebaja tu ansiedad…y 3, 2,1…vuelve a la realidad. ¿Ves?, no vale la pena gritar, discutir, montar en cólera, la vida son dos días, no te pases uno riñendo. Disfruta de cada instante, aunque pueda resultar difícil.
- ¡Despierta!, la violencia genera violencia: no te engañes, no mires para el otro lado. Lo único que crea violencia es precisamente, violencia. Y sí llamo violencia a los gritos, a los castigos, a los insultos, al ignorar, al discutir constantemente, a los cachetes, a los pellizcos, a las comparaciones, a las etiquetas, al no mostrarles atención, a la soberbia, al machismo, al sexismo, al no acompañar sus emociones, al exigir obediencia, a los tirones de oreja, a las amenazas, al obligar a comer, etc. Empieza a tratar a tus hijos como ellos y tú os merecéis, y empieza de cero si fuera necesario, desecha lo incorrecto y esfuérzate por lo correcto, borra y supera patrones y crea tu propia vida real, sin el qué dirán, junto a tus hijos/as. Si quieres hijos que NO sean violentos en el presente y en el futuro, deja de utilizar la violencia en su educación. El tiempo vuela, no lo malgastes.
Nuestro planeta, este en el que vivimos, la Tierra, depende de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos…y si les educamos en un entorno de respeto propio y mutuo, eso es lo que integrarán; si sin embargo les educamos en un entorno estresado, hostil, amenazante y violento, esa será su premisa.
Puede que todo esto lo veas lejano, pero ¡eh!, toca con lo pies firmes en el suelo, siéntete viva/o y afortunada/o de leer esto, de estar aquí y ahora, de tener en tus manos la responsabilidad y la gran suerte de educar a tus hijos y de disfrutar de su bonita y feliz vida. Porque de eso se trata: de ser feliz. Y para eso los traemos al mundo, ¿no?.
Recuerda: esto es un viaje corto, NO lo malgastes educando a tus hijos/as con una mochila que les será muy difícil soltar ( si es que lo consiguen algún día)
Muchas gracias por permitirme entrar en tu vida con estas líneas, si te han servido/inspirado/motivado… porfi, compártelo para que llegue a más familias 😊
Abrazos:
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Fundadora de Edurespeta, Escritora, Especialista en Educación basada en el respeto, la empatía, el acompañamiento emocional®, el amor, la lógica y la evidencia científica, creadora de la Educación Real®, Educadora y Formadora de familias y profesionales.
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