Educar no es difícil, dejar a un lado los intereses exclusivamente adultos SÍ.
Los hijos tienen sus necesidades, y, lógicamente, son muy diferentes a las nuestras.
Los padres, deben desbancar sus intereses personales y, tener como prioritarios los intereses de sus hijos.
Por ejemplo, a tu hija de siete años, no le apetece dormir y son las 10 de la noche de un sábado. A ti, te gustaría ver una peli con tu pareja tranquilamente en el sofá, sin hijos. Tú, la obligas a irse a la cama y como ella no quiere, se convierte en una discusión y un conflicto. Esto, se podría haber evitado si, simplemente, entiendes que no tiene sueño y que la película tiene que esperar un rato más. Se trata, básicamente, de comprender y empatizar con sus necesidades.
Hoy quiero que hagas un ejercicio de reflexión, un ejercicio que te ayude a reconocer si tienes que mejorar tu forma de educar, si tienes que acoplarte y conocer más a tus hijos.
Aquí tienes 5 señales que indican que debes mejorar y/o cambiar algunas cosas en tu forma de educar, lee atentamente y valora con máxima sinceridad personal:
- El tiempo que pasas con tus hijos, es estresante para ti: te da la impresión de que no tienes tiempo personal, que cuando estás con tus hijos no disfrutas. No sabes muy bien porqué pero te gustaría no pensar que el origen de tus nervios son tus hijos. Para cambiar esto, tienes que darle la vuelta completa a la tortilla en tu día a día con ellos, tienes que generar una lista de motivos por los que crees que te estresan, y reflexionar sobre cada uno de ellos. Cuando lo hagas, define qué motivos son los prioritarios y por dónde quieres empezar a modificar tus acciones para con tus hijos. Lo primero que tendrás que hacer, normalmente, es reestructurar tu propia infancia y entender el porqué de tu poca paciencia y de tu poca capacidad empatía. A partir de aquí, sumergirte en un mundo diferente, de evolución y de aprendizaje que te llevará al reencuentro contigo misma/o y con el bienestar familiar.
- No dejas a tus hijos expresar sus sentimientos en libertad: si eres de los que les dices a tus hijos cosas como: “eso no es nada”, ” venga, no llores más”, ” todo está bien, no sigas así”, ” deja de llorar que los niños te están mirando”, etc. Es que no sabes realmente cómo debes ayudar a tu hijo a conocerse a sí mismo ni cuáles son sus necesidades emocionales. Es imprescindible que sepas la importancia que tienes con tus palabras, y lo relevante que es que para que tus hijos tengan una buena autoestima y un buen conocimiento de sí mismos y un respeto verdadero hacia ellos y hacia los demás, que comprendas sus sentimientos y sepas acompañarles en cada situación como necesitan.
- La obsesión por realizar las rutinas, genera conflictos diarios: lavarse los dientes, ducharse, poner la mesa, prepararse la mochila, hacer los deberes, irse a dormir, etc. Todas las rutinas-normas del hogar se hacen cuesta arriba. Te encuentras en un punto en que no sabes gestionar nada de esto, no sabes cómo hacer para conseguir que realicen las rutinas y todo te supera. Bien, en los hogares deben haber pocas normas y tienen que ser flexibles y adecuadas a todos los habitantes del hogar. La función de los niños es exclusivamente jugar y disfrutar de la vida, todo lo demás, llega con mucho acompañamiento, guía, comprensión y ejemplo. No se puede medir el bienestar de una familia por el grado de consecución de las rutinas, la felicidad de una familia se mide por el respeto, el amor, y la tolerancia que demuestren todos los miembros de la misma.
- Tu pareja y tú discutís constantemente por motivos referentes a los niños: os queréis, no habéis dejado de quereros, pero el consenso a la hora de educar a vuestros hijos se ha convertido en una lucha. Si tenéis claro que estáis juntos libremente, sin condiciones: adelante. Vuestros hijos son lo mejor que tenéis, por lo tanto, disponeos a trabajar para avanzar juntos y conseguir la felicidad de vuestros hijos así como la vuestra.
- Sientes que quieres profundamente a tus hijos pero que no les entiendes: no llegas a entenderte ni a cohesionarte con tus hijos y eso, te hace daño. Para entenderles, primero hay que entenderse a uno mismo; a partir de aquí, hay que confiar plenamente en los hijos y dejarles la libertad física y emocional que necesitan para poder llegar a conocerles de verdad y viceversa. Es un trabajo que se debe realizar cuanto antes mejor, ya que la conexión y el conocimiento que tengamos sobre los hijos, guiará nuestra manera de educar, así como su personalidad presente y futura.
Reconocer los errores y clasificarlos, te ayuda a tomar decisiones y a mejorar. Si sabes que tienes errores, y lo único que haces es ponerte triste y angustiarte: no sirve para nada reconocerlos. Debes dejar la tristeza a un lado y “ponerte las pilas” para avanzar.
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Fundadora de Edurespeta, Especialista en Educación basada en el respeto, la coherencia y la evidencia científica, Educadora, Asesora – Formadora de familias y profesionales, y Escritora
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