Muchas personas cuando estás esperando un bebé, o buscándolo, se toman la delicadeza y la amabilidad ( modo ironía activado), de decirte lo “loco que estás” y la que se te viene encima.
Nada más lejos.
Cuando eres madre ( hablo en femenino porque yo lo soy, pero puedes aplicarlo a lo que tú seas), te cambia la vida, sí, es lógico ¿verdad?. Pero ¿por qué todo el mundo se empeña en decirlo de un modo peyorativo?, como si tu vida se viera sumergida en un pozo del que no puedes salir cuando eres padre. Qué mal está la sociedad, ¡qué mal, y qué injusta es con los niños!.
Si estás pensando en tener un hijo, vas a tener que tener claras muchas cosas, y si no estás dispuesta, mejor, déjalo para cuando sí lo estés. Porque los hijos necesitan de sus padres, de su educación, de su acompañamiento, de su cariño, de su amor, de su empatía, de sus aprendizajes, de su sensatez y coherencia…Y si no estás dispuesto a dejarte la piel en ello, piénsalo.
Los niños no necesitan venir al mundo con un manual de instrucciones ( como se suele decir), eres tú quien debes adaptarte a tu hijo y no él a ti. Tienes que tener en cuenta que un hijo te necesita para vivir, para desarrollarse física e intelectualmente…no es un “nenuco” al que luego con dos chillidos se le “pone recto”.
– Es una persona como tú y como yo, que tiene el derecho de ser respetada y acompañada –
Hoy quiero ofrecerte 4 aspectos relevantes a los que tendrás que renunciar cuando seas madre/padre:
1- A pensar únicamente en ti: cuando tienes un hijo hay una persona mucho más importante que tú: tu hijo. Cuando digo esto, hay padres que dicen: ” – hombre, no hay que renunciar a uno mismo, hay que ser padre y persona”. Sí, por supuesto, sigues estando tú, tu vida, tus gustos, tus objetivos, tus motivaciones…pero no debes ser lo más importante para ti mismo. Es tu deber pensar en el bienestar de tu hijo SIEMPRE, y no anteponer tu propio bienestar al suyo; tus propios intereses a los suyos. Ejemplos: te apetece ir con tu pareja a comer a un restaurante al que ibais de “novios” ,el cual, está abarrotado de gente y para un niño pequeño, sería muy agobiante: lleno de personas, con poca ventilación, con olor a tabaco de los fumadores que lo llevan impregnado en la ropa… En este caso, debes pensar en tu hijo y no en “la ilusión que te hace ir”. ¿ Y esto es un sacrificio?, NO; es ser empático con la situación y con tu hijo. Podéis ir a otro sitio menos lleno y más ventilado. / Tu hija llora en el carrito porque no le gusta ir ahí, tú, prefieres llevarla porque es mucho más cómodo para ti. Pues oye, si tu hija llora en el carrito, lo mejor sería portearla con una mochila ergonómica y ella va a gusto y tú también ( las mochilas preparadas son cómodas para ambos), y arreglado. ¿ Es un sacrificio?; NO, es ser empático y adaptarte a sus necesidades. / Quieres seguir teniendo en la mesa del comedor, ese precioso jarrón que comprasteis en Japón en un viaje de “solteros”. Tu pequeño ha empezado a gatear y alcanza la silla y por consiguiente, la mesa. Y tú te opones a que se acerque ni a una ni a la otra, porque quieres que el jarrón siga ahí. Lo siento, debes adaptar tu hogar a tu hijo, y no al revés. Cambia el jarrón de lado, búscale otro sitio no alcanzable. ¿ Es un sacrificio?; NO, es ser empático y entender que la casa ya no es la que era ni lo será, ahora también vive un niño.
2- A dormir a pierna suelta: no deberás renunciar a “dormir del tirón” porque, de hecho, son menores las veces en las que un adulto duerme del tirón ( siempre hay noches que vamos al baño, que miramos el reloj, que somos más conscientes de los sueños, etc.). No sé porqué los adultos se empeñan en que los niños duerman seguido cuando esto no natural ni normal. Tenemos diferentes fases de sueño y sería inhumano siempre estar en la misma. Por tanto, cuando seas madre/padre, no esperes que tu bebé y más tarde, tu niño ya crecido, duerma “del tirón”; lo que debes es estar preparada para tener un “radar” y escuchar absolutamente todo. Ya no duermes en ese descanso “suelto”, duermes en un descanso “vigilado”; es decir, hay alguien que depende de ti, que puede necesitarte. Y esto tienes que tenerlo claro, si no estás preparada para tener tu propio radar y renunciar así al sueño “adulto”, me temo que no vas a responder bien a las necesidades de tu hijo. Ejemplos: son las 3 de la mañana, llevas dormida solo 2 horas, y tu hijo de un año llora porque se siente solo y le da miedo. Tú, le dejas llorar y te “cabreas” esperando y rezando para que se calle sin tener que levantarte e ir a su habitación. Para empezar, los niños deberían dormir con sus padres hasta que estén preparados para dormir solos ( hasta nosotros dormimos acompañados cuando somos adultos), es lo mejor para ellos y para la evolución óptima tanto del sueño, como de otras áreas. Pero si está en otra habitación porque así lo consideráis en casa, qué mínimo que prestarle la ayuda, la comprensión, el abrazo y la compañía que necesita. / Tu bebé de 3 meses se despierta cada horita porque tiene hambre, estáis absolutamente agotados y buscáis métodos para “enseñarle a dormir”. Sé que el agotamiento causa estragos, pero siento decirte que lo que necesita tu bebé es justamente lo que haces, ni más ni menos, y es absolutamente normal que te demande y que tú estés ahí: ¡es un bebé!.
3- A tener libertad plena cuando te plazca: cuando no tienes hijos te sientes libre: sales, entras, manejas tus horarios, vienes, vas…y cuando tienes hijos: también, pero de manera diferente. Es decir, con hijos, puedes ir al gimnasio, al cine, de compras, a cenar, a bailar…pero teniendo en cuenta que tienes una responsabilidad que va por delante de todo esto; debes adaptar tus horarios a tus hijos, así como tu libertad. Durante toda su infancia: su libertad y la buena gestión de ésta, depende de ti, de vosotros. Por tanto, es súper importante que no deseches el tiempo que puedes aprovechar junto a ellos, en tu propia libertad ( relacionado con el punto 1). Ejemplos: concretan una clase de zumba justo los miércoles a las 18:30h., la tarde que llegas antes a casa, decides apuntarte porque quieres hacer ejercicio y necesitas desconectar de todo y de todos. ERROR, la única tarde que puedes llegar antes a casa y estar con tus hijos no es la más adecuada para hacer zumba. Tienes que adaptarte y realizar la actividad cuando no te coincida con pasar más tiempo junto a los tuyos. ¿ Qué tienes poco tiempo?, pues hay que dar prioridad a los hijos, por supuesto. / Tus amigos juegan a fútbol todos los sábados por la tarde, y tú decides ir también porque oye, hace años que no juegas y te encanta. Está genial, de verdad, pero no tienes que escoger el día de la semana que puedes disfrutar con tu familia de manera conjunta, hay que buscar alternativas.
4- A educar como te educaron: vivimos en una sociedad patriarcal que parece que no haya avanzado nada…venimos de familias machistas, autoritarias, patriarcales, sumisas, cerradas, influenciables, etc. Todo esto, tiene sus consecuencias para los que fuimos educados en este tipo de círculos. Y tal y como nos educaron, educamos. A no ser que abramos la mente, que nos “pongamos las pilas”, que veamos claro que para tener hijos libres, felices y responsables, estas mismas características les debemos dar. Cuando reflexiones y sepas qué cosas hicieron mal tus padres, sin rencor, podrás ver todo claro y ser consciente de lo que no quieres para tus hijos. Ejemplos: tu hijo y tú vais a un kiosko a comprar una revista para ti. Él te pide una “chuche”, decides comprar la revista y no hacer ni caso de su demanda. Él llora, patalea, se enfada. Decides darle una “torta” y un grito de ” ya está bien”, así es como lo hacía tu padre contigo. Pues NO, mal hecho. ¿ Te gustaba cuando te lo hacía?, o ¿hubieses preferido que: o bien no te pusiera la miel en los labios, es decir, que comprara su revista sin estar delante tuyo?, evitando así, el ponerte chuches dentro de tu visión sin poderlas disfrutar…o bien, ¿que te comprara esa chuche?, ¿por qué él sí podía deleitarse con algo que le gustaba y quería en ese momento y tú no?. / Tienes una hija adolescente y te pide salir por la noche y cenar con unas amigas. Tú decides decirle que no, tal y como hacían contigo, ¿ dónde va una chavala de 15 años sola por ahí a las 9 de la noche?, ¡ni hablar!. Pues hombre, depende del cómo y del qué. Si tú tienes una relación basada en el respeto y en la confianza con tu hija, no habrá problema en dejar que salga a cenar, que lo pase bien, sabiendo dónde está, con quién y yendo a por ella a la hora que pactéis…porque cuando la relación es estrecha y buena, todo se puede hablar, pautar y reflexionar. Al menos, eso te hubiese gustado que hicieran contigo a tus 15 años, ¿ verdad?. Si piensas que estás anclada en la forma en la que te educaron y no te deja avanzar, la Formación Intensiva Edurespeta puede venirte muy bien 🙂
Un hijo es lo más maravilloso que hay. Un hijo te transforma, te cambia para siempre, te conecta contigo mismo y con tu verdad. Un hijo te da la oportunidad de avanzar y de reeducarte. Implica cambios, sí, y, como todo cambio, es un proceso…y como todo cambio: es para bien.
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¡GRACIAS!