Para educar a tus hijos no hay nada que te ayude más que tu propio instinto.
No existen manuales, ni tácticas milagrosas, ni “pegatinas de caras contentas” que adiestren a tu hijo como si de un perrito se tratara.
Lo que existe en realidad es esa fuerza interior que todos los padres tenemos, con la que puedes hacer dos cosas: o escucharla o ignorarla.
Tú sabes, aunque no quieras escucharte, que gritar a tus hijos no es lo más apropiado ni bueno para ambos, sabes que no deseas castigarle pero no tienes las herramientas para hacerlo mejor, percibes que te gustaría dejarle libre pero no puedes evitar marcar su camino a cada momento…
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Las únicas personas que pueden tomar las riendas de la educación óptima de sus hijos: son sus padres. Éstos, pueden decidir entre una vida feliz y acompañada junto a sus hijos, o una vida rutinaria y marcada por la sociedad y el qué dirán.
Sé consciente de que el poder está en ti, y que aunque cueste, puedes conseguirlo
Hoy quiero aportarte 8 acciones que todos los padres deberíamos llevar a cabo, de manera diaria, con nuestros hijos. No son mágicas, pero te aseguro que si te las tomas en serio y las realizas, la relación y la comunicación con tus hijos, mejorará enormemente:
- Escuchar: muchas veces las familias van con tanta prisa, que piensan más en la consecución de las rutinas, que en escuchar a sus hijos. Cada día, hay que escuchar con interés a los hijos, interaccionar con ellos y demostrar que todo lo que forma parte de su vida, también forma parte de la tuya.
- Besar y abrazar: parece obvio, pero la realidad es que muchos niños no gozan de estos gestos por parte de sus padres. Nuestros hijos necesitan las muestras de amor físicas como parte de su desarrollo. No se trata de forzar este contacto, simplemente, de dar el cariño físico que ellos necesitan. Así como a ti te gusta que tu pareja te demuestre el amor besándote y abrazándote, y lo necesitas, sería incoherente pensar que tus hijos pueden prescindir de ello.
- Dejarles su propia libertad: los niños, como todas las personas, necesitan ser libres, sentir que son dueños de sí mismos. No te ofusques en marcar cada uno de sus pasos, y preocúpate más de que tengan su propio espacio no-guiado ni marcado por ti. Deben tener también, libertad para moverse. A veces los padres ni siquiera toleran que sus hijos salten, corran, bailen, tiren cosas, prueben su fuerza, etc. Parece que sean pequeños soldaditos que deben seguir normas estrictas de preparación para salir a batallar. La vida no es una batalla, la vida tiene cosas buenas y malas, y hay que saber manejar ambas, no sólo el bando “negativo”, y para la vida en toda su plenitud, es para la que debemos guiar a nuestros hijos.
- Jugar: dentro de esta libertad, los niños necesitan jugar. La obligación que tienen los niños es, únicamente, la de jugar. Muchos padres les dicen la típica frase de: << si lo único que tienes que hacer es estudiar: ¡estudia! >>. Sin darse cuenta, de que la única responsabilidad que deberían tener los niños es: jugar y disfrutar de su infancia. Cuando tienen tiempo para esto, desarrollan su mente de manera óptima. No sólo tienes que aportar espacio para que jueguen libremente, sino que también, debes tener tiempo para jugar con ellos. No hay que estar con los hijos sólo en los momentos de rutinas y obligaciones, también en los momentos de ocio y diversión, y éstos, deben ser diarios, no sólo los días de fiesta.
- No cohibir sus emociones: muchas familias reprimen las emociones de sus hijos. No les dejan expresar lo que sienten, y, por lo tanto, los niños, no aprenden a reconocer sus emociones. Frases como : <<no llores, no te enfades, no te pongas triste…>>, forman parte del guión diario familiar. Y ésto, no hace otra cosa que entorpecer el autoconocimiento y la personalidad real de los niños. Siempre hay que acompañar a los hijos desde el respeto, y reprimir sus emociones, no es respetar.
- Permitirles tomar decisiones: los niños tienen derecho de tomar sus propias decisiones, de hecho, empiezan a tomarlas muy pronto ( si se les deja). El problema, es que los padres no suelen favorecer esta toma de decisiones. Y luego es cuando vienen los problemas del tipo: << cómo puede ser que no haya sabido decidir entre si realizar el bachillerato de ciencias o de letras >>, << cómo es posible que no sepa si le gusta más el fútbol o el baloncesto>>, <<cómo es posible que en clase insulten a un compañero y él no haya sabido decir que no entraba en ese juego>>, etc. Bien, toda esta poca personalidad a la hora de tomar decisiones es debido, precisamente, a no tener oportunidad nunca de decidir. No van a determinar, lógicamente, si la familia invierte en bolsa o no, pero sí hay que dejarles que decidan qué ponerse, cuánto comer, qué ver en la televisión, etc. Con estas pequeñas decisiones, irán aprendiendo a tomarlas y a gestionarlas escuchándose a sí mismos, y no a los intereses de los demás.
- Disfrutar de ellos: no dejes que tu propio estrés impida el que disfrutes de tus hijos. Saborea cada instante con ellos y que además, sean conscientes de que estás disfrutando de su compañía. El tiempo vuela, no te dejes engañar por falsas creencias que indican que hay que tener “mano dura” con los hijos, porque a nadie le hace bien la mano dura, nos alejamos rápido de quien la tiene con nosotros.
- Prestarles atención: los niños, así como todas las personas, necesitan que se les preste atención. La típica frase de: << lo hace para llamar la atención >>, es nefasta para los niños y para su educación, ya que se les culpa por reclamar algo que en realidad, les pertenece. Porque si los niños solicitan atención, es que no se les proporciona la necesaria. No te olvides de darle a tus hijos la atención que necesitan y dejarás de notar que llaman tu atención constantemente, porque, simplemente, ya se la darás.
Ahora que has leído mis propuestas, medita sobre cuál es la más urgente a integrar en tu hogar. Si por ejemplo las realizas todas pero no sueles dejarles que tomen sus propias decisiones, ponte con ello. Si ves que fallas en más de una, elige con la que vas a empezar y planifica cómo vas a ir integrándolas de manera progresiva.
Te aseguro que realizando estos cambios notarás una mejoría enorme en la relación con tus hijos y en el bienestar familiar. Pero como todo, conlleva esfuerzo, constancia y decisión.
Nuestros hijos merecen ser tratados como personas, como personas en evolución, en crecimiento, en aprendizaje. Personas decididas a avanzar y a confiar plenamente en quien les lleva de la mano por el camino de la vida.
Disfruta del día y disfruta de tus hijos 🙂
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Un abrazo y no te olvides de compartir si crees que muchas familias pueden beneficiarse de mis consejos.
Muchas gracias
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Fundadora de Edurespeta, Especialista en Educación basada en el respeto, la coherencia y la evidencia científica, Educadora, Asesora – Formadora de familias y profesionales, y Escritora
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