Como ya os he dicho en alguna ocasión, la EMPATÍA es la reina de la educación respetuosa.
Hace unos años, me quedé impactada al realizar un taller presencial con más de 50 familias, y ninguna de ellas sabía lo que era esta capacidad.
La empatía, es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Es decir, ser capaz de entender sus emociones, sentimientos e ideas. Y, por lo tanto, comprender por qué actúa o se comporta de determinada manera. Con esta capacidad, vemos que no todo el mundo siente como nosotros ni ve las cosas de la misma manera, que no a todo el mundo se le desarrolla la vida como a nosotros, y comprendemos cómo es su situación, y nuestro corazón, por un instante, pertenece a aquél con el que empatizamos.
Utilizando la EMPATÍA, somos capaces de entender cómo siente esa madre que ha perdido a su hijo en la guerra (acompañamos su llanto), cerramos el grifo pronto porque hay personas y niños que no disponen de agua como quisieran, nos movilizamos por Excalibur (el perro asesinado de la enfermera infectada por ébola), no nos importa hacer la cena sin ayuda porque entendemos que nuestra pareja ha pasado un día complicado y prefiere disfrutar de los niños, y así, un largo etcétera.
La empatía, es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Entendiendo sus emociones, sentimientos e ideas
Muchísimas veces, se nos olvida utilizar esta capacidad con nuestros hijos y, de hecho, con ellos, deberíamos tener el “piloto empático” siempre activado.
Hoy he querido ofrecerte una visión práctica con la que aprenderás muchas cosas y desarrollarás la empatía.
Voy a hablarte de 22 reflexiones personales que he hecho como madre y educadora, y que te ayudarán a educar correctamente a tus hijos, con respeto, empatía, amor y resposanbilidad:
- No me gusta que me griten: no soporto que me griten, me pone nerviosa y altera mi bienestar. Si alguien me grita, no me siento a gusto e intento estar lo más lejos posible de esta persona.
- Que me insulten me hace daño: un insulto es como una puñalada, me duele. Y si es de alguien querido, todavía duele más y hiere mi autoestima y seguridad.
- Me gusta que me tengan en cuenta: si hay que tomar decisiones en casa, me gusta que se me pregunte, que mi opinión cuente, si no, lógicamente, me siento mal e inútil.
- No me satisface que me juzguen: pues no, no es agradable que me juzguen y más cuando ni siquiera se han parado a pensar porqué hago las cosas de una determinada manera u otra.
- Me llena enormemente que me hagan reír: me siento muy bien cuando me hacen reír, me reconforta y me sube el ánimo.
- No me complace que me agredan: lógicamente, no me gusta que me peguen, ni lo admito. El que me causen dolor físico va en contra de mi integridad como persona, como ser libre. Es un acto irresponsable e irrespetuoso del agresor. Es imperdonable.
- Me hace infeliz que me hablen mal: si me hablan en mal tono, siento una desilusión grande; y se me quitan las ganas de seguir comunicándome con esa persona.
- Necesito sentirme comprendida: es muy difícil relacionarse correctamente con alguien ni compaginar con personas que no te comprenden o que no empatizan con tu manera de ver la vida. Siempre es importante rodearse de personas que te entiendan y que respeten tus sentimientos.
- Es desalentador que aplasten mis sueños: siento una sensación horrorosa cuando tengo un sueño, una ilusión y alguien viene a aplastarla. Y más me duele si la persona en sí es alguien a quien quiero.
- Lo paso mal si las personas a las que quiero no comparten un rato conmigo: si no tienen un ratito para mi, me hace entristecer. Siempre es agradable compartir con quien más quieres y pasar instantes de felicidad en familia.
- Me gusta que me escuchen: no es agradable que me digan que sí sin escuchar, yo quiero que me escuchen activamente, que integren lo que les digo y dialoguemos.
- No me agrada que me castiguen: no lo concibo, que alguien a quien quiero o no, me castigue por algo que cree que no he hecho bien…no tendría mucho sentido, mejor siempre reflexionar, charlar, llegar a un entendimiento, aprender del error ( si lo hay), etc.
- Me hace feliz que confíen en mi: me siento muy bien si las personas a las que quiero confían en mi, se sienten seguros conmigo y me tienen en cuenta. Esto hace que yo tenga plena confianza en ellos y que todo sea recíproco.
- No soporto que me mientan: la mentira es una de las cosas que menos tolero, si alguien me miente, y la persona me importa, me siento defraudada.
- Me encanta dormir acompañada: cuando dormía sola, no me sentía a gusto. Necesitaba de música y de muñecos que me llenaran ese sentimiento de soledad. Me complace muchísimo y me hace sentir segura, dormir con los míos.
- No me gusta que me obliguen a hacer algo que yo no quiero: supongo que también te pasa, es ilógico hacer algo porque te obliguen. Somos seres libres.
- Es muy desagradable que personas a las que quiero discutan delante mío: me hace infeliz, y tengo la sensación de querer comprender a los dos, pero ellos no se comprenden entre ellos…No puedo hacer nada, pero se insultan y se gritan. Genera mucha ansiedad estar entre dos mundos.
- Me consuela que me pidan perdón: si alguien se comporta incorrectamente conmigo o hace algo que no me ha hecho sentir bien, me gusta que luego ceda, reflexione, y me pida perdón.
- No me gusta que me digan siempre que no: buf, es estresante y frustrante que mis seres queridos me digan siempre que no. Sin ni siquiera dialogar o saber porqué quiero algo, o porqué pienso así. Me desilusiona enormemente.
- Me aporta una inmensa felicidad que me digan te quiero: es importante en mi día a día, que las personas a las que quiero, me digan y me demuestren que me quieren.
- Es horrible sentir miedo: me duele sentir miedo constantemente, y pensar que va a pasar algo malo. El miedo como no lo controles, anula e impide que consigas lo que sueñas.
- Necesito que me respeten: el respeto es la “norma” básica de convivencia y de amor. Si no hay respeto, no hay nada.
¿Coincides conmigo en alguna de estas reflexiones?. Seguro que no sólo es que coincidamos, es que indudablemente harás más reflexiones sobre lo que te gusta y sobre lo que te hace sentir bien en tu relación con las personas y lo que no. ¿Verdad?.
Habiendo reflexionado contigo sobre todo esto, me pregunto: ¿Por qué mi hijo o el tuyo deben pensar de otra manera?. ¿Por qué las cosas que a mi no me gusta que me hagan, a mi hijo deben gustarle?. ¿ Por qué tu hijo tiene que sentirse bien si le pegas?. ¿Por qué tengo que educar a mi hijo haciéndole sentir miedo a cada instante?.
Efectivamente, nuestros hijos sienten igual que nosotros. Por lo tanto, aquí tenemos intrínsecas las dos normas de oro para educar respetuosamente a nuestros hijos y alumnos. Repítete a ti mismo:
“No haré a mis hijos lo que no me gusta que me hagan a mi”
“Me comportaré con mis hijos de igual modo que me gusta que se comporten conmigo”
Hay personas que creen ERRÓNEAMENTE que como los niños son niños, y hay que educarles, debemos sobrepasarnos y utilizar todo aquello que con un adulto es inimaginable. Y esto suena extremadamente maquiavélico…Es decir, a mi no me gusta que me griten pero ando tratando a gritos a mi hijo, a mi me gusta que me escuchen pero paso olímpicamente de escucharle activamente, me consuela que me pidan perdón, pero si meto la pata con mi hijo, no me disculpo, etc.
Te recomiendo la FORMACIÓN INTENSIVA EDURESPETA, una formación que te cambiará para siempre, y llegarás a ser la madre/padre que siempre has querido ser. Sin hacer cosas con las que no te sientes a gusto del todo (castigar, pegar, gritar, amenazar…) INFÓRMATE sin compromiso, haciendo clic sobre estas líneas <3
Como son niños y tenemos que guiarles por este precioso camino que es la vida, debemos respetarles ante todo y no dejar nunca que nuestra ira, frustración o estrés nos lleven a hacer cosas que ni siquiera nos gusta que nos hagan a nosotros mismos.
Educar no es causar malestar, ni físico ni psicológico
Por tanto, estas 22 reflexiones no son tanto recapacitaciones personales, sino que son 22 reglas básicas que hay que aplicar con nuestros hijos diariamente, y que son de sentido común: “debo comportarme SIEMPRE con mi hijo como me gusta que se comporten conmigo“.
No te preocupes si te equivocas, todos lo hacemos. Lo importante es seguir hacia delante y tener clara tu meta: la felicidad de tus hijos.
Muchas gracias por la lectura, recuerda compartir estas 22 reflexiones con quien creas que las necesita para educar de manera más positiva a sus hijos.
Te recomiendo la FORMACIÓN INTENSIVA EDURESPETA, una formación que te cambiará para siempre, y llegarás a ser la madre/padre que siempre has querido ser. Sin hacer cosas con las que no te sientes a gusto del todo (castigar, pegar, gritar, amenazar…) INFÓRMATE sin compromiso, haciendo clic sobre estas líneas <3
Un abrazo grande y apretado:
Fundadora de Edurespeta – Educadora Experta en Educación Respetuosa – Asesora Familiar – Escritora
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Neus Virgili dice
Un post buenísimo Tania, enhorabuena! La empatía es taaaan necesaria. Muchas veces se habla de tener paciencia con los niños…pero realmente la paciencia sólo es necesaria cuando has dejado de sentir empatía, mientras eres capaz de entender su punto de vista, sus necesidades y sus emociones, no necesitas paciencia, conectas con aquella persona sin necesidad de hacer un esfuerzo por “aguantar” sus comportamientos. Un besote!
Uriel dice
Muchísimas gracias Neus. Sí, la empatía es la reina, la base de todo en la vida. Exactamente, si piensas en el prójimo no tienes que ser paciente para con él, simplemente, lo entiendes. Un beso. Tania