Cuando hablo a los padres de no insultar a los hijos, se echan las manos a la cabeza. Piensan qué es imposible, que eso no va con ellos, que insultarlos nunca.
La sociedad está tan degradada, que quizás nos hemos olvidado de lo que es insultar e ingerimos insultos diariamente como si de agua se tratara.
Insultar a un hijo, es algo que le hace daño directamente, como una puñalada que cala hondo en su personalidad y en su vida.
Para insultar a tu hijo, no hace falta decirle insultos rudos, agresivos y fuertes. Simplemente con llamarle “tonto” ya estás lijando su carácter, deshojando poco a poco su autoestima como si fuera una margarita.
Dentro de los CASTIGOS no físicos, se encuentran los insultos. Forman parte de ese hacer sentir mal a un hijo o a un alumno, tan sólo por no gustarnos lo que hace o pensar de modo diferente. Además, nunca educan, simplemente lastiman a quien los recibe, y encima, hacen que piense que insultando es como se relacionan las personas.
Insultar es castigar, castigar NO es educar
Si un vecino insulta a otro, éste le puede denunciar. De igual modo que si dos personas que han tenido un pequeño accidente con sus coches y haciendo el parte, se insultan, se pueden denunciar mutuamente. ¿Por qué?, pues porque los insultos son ilegales, están recogidos en el código civil, y que alguien te insulte no es legal, es algo que ataca directamente a tu persona como ser libre y poseedor de tus derechos.
Te pongo algunos ejemplos para que veas como los hijos y alumnos son insultados casi de manera inconsciente y diaria, de lo arraigados que están los insultos en la sociedad ( la misma que pide a gritos un cambio hacia el respeto y hacia la empatía):
- Un niño de 8 años no logra aprenderse las tablas de multiplicar y su padre le dice: “- No entiendo cómo no puedes aprendértelas con lo fáciles que son, ¡es qué eres tonto! “. Quizás debería buscar para su hijo otras herramientas que le ayudaran a procesar las tablas (si éstas son imprescindibles); utilizar algo que al niño le guste o con lo que se sienta bien y con curiosidad, y poco a poco, ir integrándolas, sin prisa, sin decirle que es tonto y sin faltarle el respeto.
- A una niña de 14 años no le gusta ducharse y su madre le dice: ” – Eres una cerda, ¿ no entiendes qué tienes que ducharte todos los días?, a tu edad ya oléis mal “. Esta madre tendría que acompañar a su hija en el momento de cambio por el que pasa: la adolescencia. Debería escucharla más, juzgarla menos y ¿por qué no? si su hija quiere, estar en el cuarto de baño mientras se ducha y charlar con ella un rato y contarse las cosas mutuamente.
- A un niño de 6 años le ha pegado un compañero en el cole por no dejarle sus coches de juguete, y su madre habla con él: ” – Tendrías que haberle dejado los coches, no te costaba tanto compartir, eres imbécil hijo, todos te toman el pelo”. Primero, que le peguen por no dejar un juguete suyo, es algo que no se debería consentir, ni por eso ni por nada. En este caso, la maestra o maestro, tendría que haber dialogado con los dos y ofrecido un acompañamiento correcto ante el conflicto. Después, su madre, aportar apoyo a su hijo y que éste se sintiera reconfortado, no culpable y mal.
- Un chaval de 15 años es valorado con un 0 en el examen de física y química por su profesor. El mismo, le dice delante de todos los compañeros: ” – Juanito, eres un inútil, nunca serás nadie. Has sacado un cero y aquí cuelgo el examen para que todos vean lo “ágil” que eres en mi asignatura”. Este señor no es un docente, es un experto en hacer sentir mal a sus alumnos y además, lo hace con conocimiento de causa delante de todos sus compañeros.
- Una niña de 7 años come mucha repostería industrial en el patio y en la merienda, su padre, va a buscarla por la tarde y al verla comer un donut le dice: ” – Hija, tienes que dejar de comer esas porquerías porque eres una sebosa“. Los responsables de su alimentación son sus padres, eso para empezar, y segundo, no pueden ellos mismos hacer una referencia negativa hacia su físico.
- Una chica de 13 años no se relaciona con muchos compañeros en el patio, su profesora se dirige a ella y le dice: ” – ¿Por qué no vas a relacionarte con tus compañeros?, eres una antisocial, vas a acabar sola”. Esta profesora debería colaborar hacia la buena integración de su alumna e indagar más allá. No dedicarse a juzgarla y hacerle sentir una gran desazón.
Podría escribir miles de páginas con ejemplos de insultos de padres hacia hijos, o de profesores hacia alumnos. Todos reales. Y esto, es horrendo.
No nos damos cuenta de lo importante que son los niños y los alumnos de ahora para nuestra sociedad. Aunque suene tópico, los niños de hoy son los adultos de mañana. Los que cuidarán nuestro planeta, los que definirán el camino. Y supongo que queremos que sean adultos felices, respetuosos y con una buena autoestima, decididos a realizar sus sueños sin pisar a nadie.
Pues bien, insultándolos no conseguimos nada de esto. Simplemente, ellos obtienen una serie de consecuencias negativas, entre ellas, podría destacar:
- Los insultos calan hondo en su personalidad y bajan la autoestima
- Acaban integrando todos estos insultos y creyéndose que sus características son realmente éstas
- Les deprimen y les quitan las ganas de perseguir sus propios intereses y de tomar sus propias decisiones
- Se sienten poco apoyados y solos en las diferentes situaciones que se les presenta
- El ejemplo que procesan es el de que insultar a los demás, es correcto y usual
- Se vuelven sumisos, incorporan estos insultos como algo que deben escuchar y aguantar
- Desconfianza hacia las personas que les insultan, extrapolándola también, hacia los demás
- Ira contra todo y contra todos
Ahora te invito a reflexionar: ¿ Es necesario insultar a tu hijo?, ¿ Imprescindible?. ¿U opinas como yo en que no sirve sólo que para causar daño, herir y crear una serie de particularidades que le acompañarán hacia la vida adulta?. Espero que pienses como yo.
Hay padres y profesionales que realizan mis talleres y me preguntan si yo intercedo cuando veo este tipo de cosas por la calle; y la respuesta es SÍ, sí hablo, sí digo, sí me meto donde no me llaman. A veces los padres se avergüenzan de su comportamiento, otras, siguen en su ignorancia y piensan que ese “idiota” que le dicen a su hijo, le hace un favor, flaco favor.
Los insultos generan ansiedad y una visión incorrecta de uno mismo
Hubo alguien que me dijo que era absurdo defender a los niños, ciertamente, absurdo sería no hacerlo.
Un beso grande:
Fundadora de Edurespeta – Experta en Educación Respetuosa – Asesora Familiar – Escritora
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yolanda dice
Me ha gustado mucho tu artículo. Yo no insulto pero aún así debo tener más mano izquierda, escuchar más y tener más paciencia.
La maternidad de Krika en Suiza dice
Leyendo los ejemplos que has puesto me he quedado muerta, ¿cómo puede hablarle alguien así a nadie? Y mucho menos a un hijo por favor!! Qué barbaridad.Deberíamos escucharnos un poquito más desde luego. Muy bueno el artículo.
Maria Luisa dice
Excelente!! sin desperdicio!
Una de mis luchas eternas es concienciar sobre este tema…sobro como muchos padres que aman a sus hijos casi sin darse cuenta lastiman su autoestima, su integridad…me ha encantado tu reflexión!
Hace falta más gente que piense así 😉 Te conocí por el blog de Maternidad Continuum!
Saludos
Uriel dice
Muchísimas gracias Maria Luisa, me alegro que te haya gustado y que me hayas conocido 🙂 Un besazo. Tania
Uriel dice
Gracias Krika, pues sí, más de la que creemos, por eso es tan importante concienciar y abrir los ojos.Un beso. Tania
Anónimo dice
Lo peor de todo es que los ejemplos que usted a puesto es mi pan de cada día. Pero claro, si le enseño este artículo a mi madre por ejemplo, pasaría de mí. Porque segun ella insultar es normal.
Anónimo dice
Tengo dos hijos y sufren constantemente esta situación con su padre ellos no viven conmigo pero el dice que los ama como nadie nunca los amará no se que puedo hacer?
lucía dice
Qué hace, como acciona, cómo, un adulto que vive eso hasta su edad ya muy adulta y fue así desde niño. Descalificaciones, desacreditarlo, manifestandole hasta los cuarenta y más aun y marcando e hiriendo, que nole gusta su forma de pensar. O que no tuvo hijos , o que habla alto, que le da verguenza. Un adulto que de niño hasta la adultez sigue padeciendo aun, sutilmente y de repente insultos o agresiones feas, son más que una muestra de cómo, a pesar de uno hacer su vida, puede estar marcado por la forma en que nos tratan los padres, no? Como un adulto enfrenta y acciona?
Susana dice
Tengo una niña de 1 año y 8 meses. Es muy hábil pero manifiesta su poca paciencia cuando algo no le sale o cuando no le gusta. Esta dando manotazos. Yo no me considero Santa pero si tengo paciencia en repetirle varias veces que eso esta mal. Pero su papá no!!! A veces la carajea 😔. O la grita. Y el piensa que eso le servirá para que sea fuerte. En la sociedad hay muchas personas que piensan asi. Y es lamentable. Por mi parte aunque siga costando discusiones seguiré defendiendo su buen trato.
monse dice
Desgraciadente sse piensa que poner límites a los hijos es humillarlos menospreciarlos golpearlos y maldecir los hasta que no tengan autoestima y para q YO padre madre me crezca como pavoreal por que como yo si mando y pago otros van a tener derechos a no , entonces se educa desde la soberbia de lis padres y pues vuala aquí tienes la sociedad en la que vivimos